Muchos científicos y psicólogos recomiendan los abrazos como una forma muy especial de contribuir al bienestar físico-emocional. Pero la mayoría de las parejas no se da tiempo para abrazarse, mucho menos durante 20 segundos.
El contacto es absolutamente necesaria para nuestro bienestar tanto físico como emocional. Sin embargo, diversos estudios arrojan interesantes resultados respecto al comportamiento y las relaciones humanas
Las investigaciones han demostrado que un abrazo de 20 segundos eleva los niveles de oxitocina, también conocida coloquialmente como la hormana del acurrucamiento.
Esta hormona se libera en nuestro cuerpo cuando nos sentimos cómodos y conectados, y le dice al cerebro “todo va bien”.
Después de un abrazo de 20 segundos de duración con la persona que quieres, se puede conseguir un pico en los niveles de oxitocina, así como una disminución de los niveles de presión sanguínea, tasa cardíaca, y los niveles de cortisol.
También nos sirve de guía para navegar en un mundo de complejas relaciones sociales recompensándonos el comportamiento social positivo con sentimientos de relajación y alegría, además la oxitocina producida en el cerebro favorece la confianza , la compasión y el perdón.
Asimismo, en las mujeres, libera un sentimiento de amor y conexión.
No en vano es la hormona que forja ese vínculo inquebrantable entre las madres y sus bebés, ahora la oxitocina también es reconocida como el estimulante humano de la empatía, la generosidad y la confianza.
El Dr. Paul Zak, también conocido como Dr. Amor, de la Universidad de Claremont, asegura que el cerebro humano produce oxitocina de forma natural durante el amamantamiento, el orgasmo, los abrazos, las caricias, cuando le das la mano a alguien, al bailar en pareja, durante un masajes, al realizar trabajo corporal y mientras se reza.
Zak prescribe al menos 8 abrazos al día para sentirnos más felices y conectados con la gente, así como para enriquecer nuestras relaciones sociales.
Por otro lado, según un estudio de la Universidad de Carolina del Norte y de Pittsburgh, cuando una mujer recibe estímulos como caricias, abrazos, mimos o masajes por parte de su pareja, se reducen su presión sanguínea y ritmo cardíaco.
También se ha comprobado científicamente que las mujeres casadas sometidas a un estrés extremo que toman la mano de su marido sienten un alivio inmediato al producirse un efecto apaciguador a nivel neuronal.
Con información de Yahoo.es