Uruguay inauguró hoy su primera planta de energía solar, un proyecto financiado por Japón con el que el país busca transformar sus fuentes de energía y aprovechar “la primera fuente de energía de la humanidad”.
La planta “Ashai”, ubicada en el departamento de Salto, 500 kilómetros al norte de Montevideo y fronterizo con Argentina, dispone de 2.240 paneles fotovoltaicos, que generarán 481,6 kwp (kilovatios pico) de energía que serán volcados al sistema eléctrico del país.
Durante su inauguración, el presidente uruguayo, José Mujica, destacó que la inversión en energía es algo que “tiene que hacerse cinco años antes de la necesidad” y que esta iniciativa pretende evitar que el país cometa los errores del pasado que le obligan a comprar “energía más cara”.
Según consigna la página web de la Presidencia uruguaya, Mujica recordó que “la principal fuente de energía de la humanidad era el sol” y que el problema es “encontrar las trampas de la naturaleza” para poder aprovecharla.
Además, Mujica destacó el papel de la inversión japonesa de impulsar la energía solar y por tomar “decisiones estratégicas que van a cambiar al mundo” como “clausurar las plantas de energía nuclear”.
Por su parte, el ministro de Industria, Roberto Kreimerman, apuntó que en su plan para impulsar las energías renovables, el Gobierno comenzará a comprar hasta 200 megavatios de energía fotovoltaica a operadores privados.
“La energía ya no es infraestructura, es un modo de producción que facilita la inversión para nuestro país y también la calidad de vida”, justificó el ministro.
Esta es la primera de dos plantas que se instalarán en el país bajo patrocinio japonés, que invirtió siete millones de dólares en la construcción y capacitación de técnicos locales para que se encarguen de su funcionamiento y mantenimiento.
La iniciativa fue definida por el director nacional de energía de Uruguay como parte de la “profunda transformación energética del país” que apunta a un “aumento muy significativo” de la “soberanía energética”, la reducción de costes y de la dependencia climática.
El Gobierno prevé que dentro de tres años el 45 % de la energía eléctrica que se consuma en Uruguay sea de origen hidráulico, el 30 % eólica, el 15 % de biomasa y el 10 % térmica.
Las frecuentes sequías en el país afectan la generación de energía a través de las represas hidroeléctricas y obligan a la importación de electricidad desde Argentina o la generación a través de derivados del petróleo, que Uruguay importa en su totalidad, con la consiguiente dependencia del país vecino e incremento en los costes de la electricidad. EFE