El WhatsApp, esta aplicación de mensajería instantánea para teléfonos inteligentes, se ha convertido en la alternativa más usada para comunicarse entre los jóvenes, debido a que es más rápido, barato y porque, para los más tímidos les permite atreverse a decir lo que pueden cara a cara. Rpp.com
Un estudio realizado por la compañía inglesa “The Next Web” concluye que un 58% de los británicos envía mensajes de texto desde sus teléfonos móviles a diario y tan solo un 47% llama desde un teléfono. Situación similar presenta España y el Reino Unido. En todos estos países el 70% de las personas usa aplicaciones de mensajería tipo WhatsApp.
Este uso masivo afecta sin duda la forma de comunicarse entre las personas, influyendo también sus relaciones de pareja para bien o para mal.
Si hace 20 años se esperaba una llamada telefónica de la pareja y hace cinco un mensaje en el chat de Hotmail, hoy se espera un WhatsApp. Y ese deseo que genera esperar la contestación de un mensaje en WhatsApp ayuda a encender la chispa del amor, pero de manera descontrolada puede generar los sentimientos más oscuros.
Para la psicóloga Alicia López de Fez, del Centro de Psicologia López de Fez de España, pasarse todo el día enganchado en el móvil puede generar en la pareja sentimientos de desconfianza, celos, al querer saber con quién se comunica nuestra pareja, y comportamientos obsesivos.
“Una persona que no para de escribir a su pareja tiene una dependencia emocional muy grande. Y un comportamiento obsesivo puede romper cualquier relación”, señala la psicóloga al aclarar que WhatsApp no es el causante de la obsesión, pero sí contribuye a potenciarla.
Para el médico psicoanalista Carlos Fernandez el problema no está en la aplicación sino en el uso que se hace de ella.
“WhatsApp puede abrir muchas puertas a una pareja. Se tiene que usar para construir proyectos, se debe usar con libertad y sinceridad (…) si las cosas van mal es responsabilidad de la pareja, de nadie más” concluye Fernandez.