Los simpatizantes del oficialismo deben percatarse que en abril tendrán que decidir entre el modelo cubano y la oferta de una democracia liberal con sensibilidad social y consciente de que la pobreza no solo es una gran injusticia y una deuda que tiene el Estado, sino que además es un escollo para poder alcanzar un desarrollo sustentable que favorezca a todos. Además deben comparar la personalidad de un energúmeno como Maduro cuyo mensaje solo contiene insultos, con el conciliador y de respeto de Capriles.
Quienes no aceptamos el castrocomunismo no podemos desmayar por pasados reveses. Solo quienes se doblegan ante algunos fracasos no llegan a disfrutar del éxito. La historia abunda en ejemplos. Los romanos fueron derrotados por el cartaginés Aníbal en muchas batallas pero al final salieron victoriosos. Bolívar sufrió innumerables derrotas desde 1812 cuando perdió Puerto Cabello y solo después de Boyacá en 1819 logró éxitos perdurables gracias a su perseverancia. Sucre enfrentó a La Serna con tres mil hombres menos y en terreno desventajoso, pero su voluntad le dio el triunfo en Ayacucho.
Ninguna confrontación se lleva a cabo con condiciones iguales para ambos contendores. Siempre hay alguna ventaja para uno de ellos, sea por mayor número, por estar ubicado en un terreno favorable o por disponer de un equipamiento superior. Incluso en el deporte no es inusual que un árbitro favorezca a uno de los equipos. Ciertamente el 14 de abril los de la alternativa democrática iremos con todas las condiciones adversas: un registro electoral que nadie sabe en cuánto está abultado, una rectoras del CNE militantes del oficialismo, unas captahuellas para amedrentar y para que el partido de gobierno conozca quienes no han votado para irlos a reclutar, así como todo el apoyo de las empresas y organismos públicos en favor del Procónsul. Sin embargo, vamos a luchar con la fe y la voluntad que nos proporciona conocer que nuestra intención es loable. Nadie debe abstenerse por argumentos derrotistas o por pensar que votando legitimamos al régimen.
Como en botica: Nuestro reconocimiento a Guillermo Zuloaga y familia por su lucha a favor de la democracia. El régimen no podía tolerar que Globovisión ponga en evidencia los atropellos. Simón Alberto Consalvi fue un gran venezolano que toda su vida luchó contra las dictaduras. Rafael Ramírez se suma a la ridícula tesis del cáncer sembrado por el imperio. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!