“Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!” Martin Luther King, Jr. Este breve artículo pretende avivar el ánimo en cada una de las consciencias que tengan a bien leerlo. Deseos van y vienen estos días, pero los sueños, realmente lo que se llama sueños pueden unirnos para siempre en una sola voz y en un solo país. La fuerza y la voluntad de un pueblo como el nuestro que ha sobrevivido a escenarios electorales muy duros, con un gobierno nacional que prácticamente no ha dejado de estar en campaña ni un día, sencillamente ha jugado con el sentir de un país que hoy sigue padeciendo los mismo problemas e incluso en algunos casos, los más dramáticos, vive en peores condiciones. El momento histórico que tenemos la oportunidad de vivir en esta tierra bendita, tal vez será contado de diferentes maneras en un futuro cercano. Pero sin duda, lo más importante es actuar ahora, y hacerlo además, respetando el modo de pensar distinto de quienes son nuestros hermanos. Atrás quedaran los tiempos de violencia y división, creo particularmente que ha perdido vigencia seguir cazando peleas innecesarias entre nosotros mismos. Y la razón es por algo muy básico, nos une una necesidad de tener un sueño y luchar hasta lograrlo. ¿O es que acaso los venezolanos no queremos vivir en una zona segura, tener educación sin exclusión, un sistema de atención medica digno y de primera, un salario que nos alcance para poder comprar lo necesario y además ahorrar para cada día tener mejor calidad de vida? Esa verdad del tamaño del cielo nos cubre a todos y aunque intenten seguir separarnos por ideas políticas diferentes, los caminos de Dios nos unen en el mismo punto de partida, somos venezolanos todos y seguiremos siéndolo sin perder la identidad que tanto nos diferencia en cualquier lugar del mundo donde nos paremos. Por ello, la manifestación más pura y legitima que tenemos para expresar nuestras ideas y el sueño que queremos lograr es defender siempre los espacios de libertad. Nada más cercano a ese sueño que seguir caminando por el sendero de la democracia, la paz, la unión e insisto el respeto por nuestros hermanos que piensan distinto. Les prometí que este artículo seria breve, y cumplo mi palabra. Les dejo un lienzo en blanco para que allí plasmen el sueño que tienen, eso si, me atrevo a pedirles, que no dejen nunca de luchar por él, legítimamente y en democracia.