Una cancha de tierra, camisetas bordadas a mano y una pelota hecha de calcetines viejos bastaban para despertar la pasión del fútbol en Brasil, y el diseñador Ronaldo Fraga recreó esa nostalgia en la Semana de la Moda de Sao Paulo que exhibe colecciones para el verano 2014.
“Esta colección mira al fútbol de los anos 1930, 40, 50, cuando los trajes que usaban eran de lino o seda, las etiquetas se bordaban a mano y se comenzaban a usar trajes listados para confundir al adversario. Cuando hasta un zapallo servía de pelota”, contó el diseñador después del desfile.
Una cancha con dos rudimentarios arcos en cada extremo como pasarela y las modelos luciendo pantalones cortos, camisetas con listas rojas o negras y coloridos diseños hexagonales en las clásicas siluetas amplias de Fraga, que aseguró que hoy en día “los uniformes de los futbolistas son muy feos”.
“Esta colección mira al fútbol de los anos 1930, 40, 50, cuando los trajes que usaban eran de lino o seda, las etiquetas se bordaban a mano y se comenzaban a usar trajes listados para confundir al adversario. Cuando hasta un zapallo servía de pelota”, contó el diseñador después del desfile.
Lino, seda, tejidos con hilos plásticos. Blanco,negro, también intensos tonos flúor plasmaron sobre la pasarela paulista la alegría y “la pasión” del fútbol, según Fraga.
Brasil se prepara para recibir en junio la Copa Confederaciones y en 2014 la Copa del Mundo y “es el momento de estimular otras miradas y análisis críticos sobre la historia del fútbol en Brasil”, opina el diseñador, que cuestiona que el Mundial no aborde esta tradición cuando quiere “transformar estadios en centros comerciales”.
Para la organización de estos grandes eventos deportivos Brasil ha emprendido proyectos de transformación urbana y movilidad muchas veces criticados por organizaciones ciudadanas.
En el desfile, llamó la atención que las modelos caminaban con botines coloridos, con listas deportivas… y los dedos afuera.
“Es una historia muy simpática. Mi padre era arquero de un pequeño club de Belo Horizonte y algunas tiendas les regalaban zapatos para jugar. Pero eran muy pequeños y tenían que cortarle la punta para poder usarlos”, contó.