El presidente encargado es un hombre que coquetea con el sarcasmo para impulsarse como candidato. Maduro inventó “el baile de la obsesión” para contrarrestar las acusaciones de Capriles. Lo estrenó en Maracaibo, publica La Verdad.
Por Gustavo Ocando Alex / Maracaibo / gocando@laverdad.com
Tomen asiento muchachos, que comenzó la función. El verdadero acto electoral ya está en proyección. Un capítulo realizado a mil por hora dentro de una campaña fugaz e inédita, donde uno de sus dos protagonistas -llamémosle Nicolás- hace malabares entre la tragedia y la comedia. Un matrimonio astuto para cautivar las audiencias en la era post-Chávez. Y en el estadio Luis Aparicio de Maracaibo, ante decenas de miles de seguidores, se graduó con honores en su interpretación.
Tras un púlpito donde el Comandante aparecía sonriente, con saludo militar y junto a un eslogan que reza “Maduro, desde mi corazón”, Nicolás hizo gala de su sarcasmo para contraatacar a su rival. “Él viene a un acto, con sus ojos puyúos, y empieza: ‘¡Nicoláaas, Nicoláaas y Nicoláaas!’”, bromeó mientras sacudía su cabeza de un lado al otro, como en gesto de tormento.
“Está dormido y lo van a despertar: ‘¡Nicoláaas, déjame Nicoláaas!’”, gritó, mientras se agitaba entero. Las carcajadas se contagiaron en el nido aguilucho. También se colaron entre opositores acérrimos que lo veían en la televisión. No me lo contaron: lo vi con estos ojos nada “puyúos”.
Nació así el llamado “baile de Maduro” o “baile de la obsesión”. Vio la luz apenas segundos antes de que ese mismo Nicolás, que se concebía jocoso y vivaz, lanzara dardos humedecidos en desprestigio y rencor contra el candidato de la MUD: “¡Fariseo, perverso, burguesito!”. Un baile de lo divino y lo mundano. Un coqueteo impúdico entre la tragedia y la comedia.
Nicolás encarna en su campaña una obra dramática donde hay nicho para el sarcasmo y la parodia. Juguetea con el suspenso in crescendo hasta alcanzar clímax con intensas emociones entre los suyos. Y es que toda tragicomedia digna muestra la trayectoria de un “héroe” con un objetivo que perseguir. Este puede ser el amor, la justicia, la ambición… o un trono. Sí, un trono por alcanzar sin importar los obstáculos. Ese es el Nicolás-candidato. Un personaje que arrebata risas y esconde tragedias. Un digno pupilo de su mentor.
Frase
“¡Fariseo, perverso, burguesito! Aquí está Nicolás con el pueblo, listo para derrotarte el 14 de abril y mandarte al olvido de la historia por siempre”
Nicolás Maduro, candidato presidencial el viernes en el estadio Luis Aparicio