A Kim Kardashian le está costando adaptarse a todos los cambios que conlleva el embarazo y a solo cuatro meses del nacimiento del que será su primer hijo –junto a Kanye West– aún no se encuentra preparada para ponerse ropa prenatal y olvidar sus estrechos y diminutos vestidos.
“Está aceptando por fin su cuerpo y sintiéndose más cómoda. No se encuentra sexy, pero se siente femenina”, contó una persona cercana a la revista Us Weekly.