Jaime Kelly, padre en la iglesia María en Pentecostés, repudia el ocultismo e idolatría que domina en el país. Respaldó las declaraciones del cardenal Jorge Urosa Savino al rechazar la nivelación de Cristo con gobernantes. Criticó la unión de la fe católica con el culto hacia las imágenes, publica La Verdad.
Por Luzmila Mejía Smith / Maracaibo / [email protected]
Se apoya en la Biblia. A cada uno de sus argumentos les encuentra respaldo en las sagradas escrituras, que pese a redactarse muchos siglos atrás, describen por adelantado las consecuencias generadas por las costumbres que rigen a Venezuela en la actualidad: ocultismo e idolatría.
Así lo visualiza en entrevista con La Verdad Jaime Kelly, párroco de la iglesia María en Pentecostés, desde que se intenta comparar al fallecido presidente Hugo Chávez con Cristo y promover un culto permanente a su imagen. La idolatría, reflejada en la retórica de sus sucesores políticos o en la utilización de símbolos religiosos, domina al país desde que se adora, diviniza o se antepone a la persona por encima de Dios.
Cuando se cae en ella, advierte, se comete un pecado mortal contra el primer mandamiento y se pervierte la conciencia del hombre que coloca su fe en cosas limitadas: “No debemos comparar a nadie con Cristo. Nadie puede ponerse en su lugar. El culto es a Dios, si es para un ser humano vivo o muerto se trata de idolatría”.
En Venezuela, tal como una vez se expresó en el libro de Colosenses, se engaña con discursos huecos o teorías filosóficas que no son más que doctrinas humanas no inspiradas en Cristo. Para Kelly, “las medias verdades” dichas al pueblo venezolano se convirtieron en “las peores mentiras”.
El uso de imágenes para introducir una verdad ideológica diferente a la del camino de Jesús es, a su juicio, una demostración de que “Venezuela ha doblado las rodillas delante de Satanás, invocando la brujería y santería. El libro de Deuteronomio, en su artículo 18, deja claro que Dios aborrece a quien se dedique a eso”.
El gran pecado surge de unir el culto a las imágenes humanas con la hechicería, utilizado con el único propósito de confundir a la población y obtener un ingreso económico o político. El rosario de Chávez, citó como ejemplo, es muestra de la ignorancia en el tema y una falta de respeto a la veneración hacia la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela.
Cae por su peso
Emelina Párraga, directora del centro María en Pentecostés, expone su declaración. Refiere que en Venezuela convive el ocultismo al manipularse con la verdad y la idolatría manejada con intereses políticos o económicos. El pueblo, arrastrado por su ignorancia o fanatismo, acepta que se equipare un ídolo falso con sus defectos y virtudes a Jesús. La búsqueda de ese algo más, añadió, genera un gran vacío.
Aseguró que la idolatría hacia la figura de un fallecido, sin embargo, cae por su propio peso al moverse por los intereses de los vivos, generadores de división y decepción entre quienes lo siguen.
Hay que dejar descansar al alma en paz, ya cumplió su misión, agregó el párroco al destacar la necesidad de purificar la fe en Venezuela. Los sacerdotes, certificó, deben advertir con claridad sobre la situación, mientras que la población requiere alejarse de la santería por medio de una oración auténtica, conocimiento y adoración a Cristo.
“Filipense, en su capítulo dos, lo expresó: ‘Solo ante Dios se deben doblar las rodillas’. Debemos preguntarnos, ¿en Venezuela estamos trabajando para Dios o para un ser humano?”.
Urosa fijó posición
El Cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, fijó posición en torno al tema de la idolatría a gobernantes durante la celebración eucarística en conmemoración del Domingo de Ramos, la cula presidió en la Catedral Metropolitana de Caracas, tras regresar del Cónclave que eligió al papa Francisco.
“No podemos igualar a ningún héroe o líder humano o ningún gobernante con Jesucristo, ni tributarle culto religioso, como a Jesucristo. No podemos igualar la esfera sobrenatural y religiosa a la natural, terrenal y socio-política. Y es muy importante que tengamos esto en cuenta y que así lo digamos, rechazando cualquier nivelación de Jesucristo con personalidades humanas”.