Un joven chino, Li Meng, vivió los últimos seis años de los 30 que tiene en un Internet café de su ciudad natal, Changchun, capital de la provincia Jilin, y pasó todo este tiempo jugando a videojuegos en línea.
El dueño del negocio y los demás clientes aseguran que Meng abandona el local solo de vez en cuando para comprar comida rápida y ducharse. Incluso duerme allí, con la cabeza sobre la mesa. No sale ni para celebrar grandes ocasiones como el año nuevo, por ejemplo. Todo el mundo coincide en que siempre está muy quieto, totalmente sumergido en el juego, y todos están tan acostumbrados a él que ni se dan cuenta de su presencia.
El corresponsal del diario ‘Beijing Times’ que acudió al lugar y habló con el joven cuenta que durante toda la conversación Meng mantuvo la vista pegada al ordenador y no se mostró muy dispuesto a hablar. Solo comentó que jugar en línea le reporta mensualmente unos 2.000 yuanes (unos 320 dólares) y que el alquiler del ordenador le supone un gasto de 500 yuanes (unos 80 dólares). Cabe mencionar que los jugadores profesionales chinos se ganan la vida gracias a la obtención de bonos virtuales que luego revenden por dinero real a aficionados al juego de Europa o EE.UU.
Desde 2008, la legislación china califica la adicción a Internet y a los juegos en línea como un trastorno mental. Las autoridades intentan remediar la epidemia imponiendo restricciones a los que quieren abrir nuevos cibercafés. Aparte, en el país funcionan varios centenares de centros de rehabilitación para los adictos a Internet. Hasta el año 2009 en estos centros se aplicaban electrochoques como uno de los métodos del tratamiento. / RTACTUALIDAD