La pobreza no se reduce estatizando, sino promoviendo empleos bien remunerados a través de empresas privadas con responsabilidad social. Las Misiones, o al menos algunas de ellas, deben ser medios transitorios para apoyar a los más débiles. Será necesario un plan de inversión gubernamental en obras de infraestructura ejecutadas por el sector privado, las cuales generarán empleos y crearán las condiciones para nuevas empresas. Es imperativo revisar los convenios de suministro de petróleo que actualmente son desventajosos para Venezuela. Ello implica que se debería seguir enviando petróleo a Cuba y a otros países pero renegociando las condiciones dentro de un esquema ganar-ganar. El aumento de la producción petrolera debe ser el eje fundamental de la reactivación económica.
Es imprescindible enviar señales claras al hoy sector oficial de que no habrá cacería de brujas. Al respecto Capriles podría ofrecer que se negociaría en la Asamblea Nacional para que en la Defensoría del Pueblo y en la Contraloría estén simpatizantes bien intencionados de la llamada revolución, que en la Fiscalía, TSJ y CNE se designen ciudadanos independientes y garantizar que los gobernadores tendrán el situado constitucional que les corresponde. Además, que no aspirará a la reelección ya que ha sido nefasta. El duelo pasó y no hay razones para sostener que por solidaridad póstuma los ciudadanos votarán por Maduro, quien cubanizará a Venezuela. La tesis de que es preferible que gane Maduro para que la crisis económica y social que se avecina decepcione a sus seguidores sería lógica en condiciones democráticas. Ante el totalitarismo actual es peligrosa y nefasta para el país. ¡Aumentan las probabilidades de que haya un cambio!
Como en botica: Lamentamos el fallecimiento de Carlos Castillo, expresidente de Maraven. Según Jorge Arreaza, el yerno, ahora Globovisión sí podría migrar a la TV digital si prueba que beneficia la libertad de expresión. Según Maduro, el hijo, él sí combatirá la delincuencia. Al parecer quiere remendarle el capote a su padre. ¡Qué riñones! ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!