La catedral holandesa del arte, el Rijksmuseum, vuelve a renacer hoy tras diez años inmersa en una intensa transformación con gusto español, gracias a la dirección de la firma de arquitectos españoles Cruz y Ortiz.
La reapertura de puertas de una de las grandes pinacotecas del mundo ha causado una gran expectación y, con más de 75.000 entradas ya vendidas, la dirección del museo espera una afluencia anual de entre 1,5 y 2 millones de visitantes.
Los muros de las ochenta salas del “Museo del Reino” vuelven a lucir las obras de maestros como Rembrandt, Vermeer, Hals o Van Gogh, formando un recorrido por 800 años de arte en la historia de los Países Bajos.
La última pieza en volver al museo, “Ronda de noche” de Rembrandt, es también la única obra de entre las cerca de 8.000 que atesora el museo que ha vuelto a ocupar el mismo lugar privilegiado en el que se exhibía antes de la renovación.
A menudo considerado como la más apreciada entre las joyas del Rijksmuseum, el lienzo pintado en 1642 por el maestro holandés ocupa una galería de honor en el corazón del edificio principal del museo.
El lienzo, de 4,54 metros de ancho y 3,79 metros de alto y con un peso de 170 kilos sin marco, está rodeado de avanzadas medidas de seguridad para evitar que se repitan episodios como las doce cuchilladas que recibió en 1975 o un ataque con ácido sulfúrico de 1990.
“La lechera” y “Mujer leyendo una carta”, de Johannes Vermeer; “El alegre bebedor” de Frans Hals; “El alcalde de Delft con su hija” de Jan Steen y otras pinturas de Rembrandt como “La novia judía” o “Autorretrato de joven” son otros de los tesoros del Siglo de Oro holandés que alberga el “Museo del Reino”.
Vincent van Gogh, George Breitner y Jan Willem Pieneman son otras de las firmas destacadas que destacan en la muestra permanente, que ha sido enriquecida con piezas del siglo XX, entre las que se incluyen creaciones de Yves Saint Laurent, Mondriaan, Karel Appel o Le Corbursier.
Los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz han sido los encargados de devolver su esplendor al museo y colocarlo entre una de las pinacotecas más modernas del mundo, preservando el espíritu forjado originalmente por Pierre Cuypers en el siglo XIX.
En el proyecto se han invertido 375 millones de euros (500 millones de dólares) bajo la tutela de los sevillanos, padres del nuevo Pabellón Asiático, destinado a albergar la importante colección de arte oriental del museo.
La inauguración del Rijksmuseum se ha convertido en un asunto de Estado, dado que es el último gran acto público de la reina Beatriz de Holanda previsto antes de que abdique en favor de su hijo Guillermo Alejandro el próximo 30 de abril.
Durante el evento, la reina ha estado acompañada por doce “fanfarrias espectaculares” venidas de cada una de las provincias del país, en palabras de la dirección del museo, y se ha desplegado una alfombra naranja -color de la casa Real de los “Orange”- hasta las puertas del Rijksmuseum.
La inauguración oficial por parte de la reina dejó paso a los primeros 30.000 visitantes, que accederán hoy al museo en tandas máximas de 4.000 personas hasta la medianoche y con entrada gratuita.
Mañana domingo las puertas del museo se abrirán a todos los visitantes, que deberán abonar una entrada de 15 euros, mientras que el acceso será gratuito para los niños y los jóvenes menores de 18 años.
La jornada será celebrada con una performance a cargo del artista holandés Job Koelewijn en la plaza de los museos de Amsterdam, en la que participarán 800 personas bajo la dirección de la coreógrafa Penny Jones, que ha participado en ceremonias de apertura de los Juegos Olímpicos. EFE
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