Un tiro en el rostro acabó con la vida de Ernesto Andrés Arias Camacaro, a quien al parecer dos sujetos en una moto iban persiguiendo desde un banco al oeste de la ciudad, para robarle 10 mil bolívares que había retirado para cancelar la nómina de los obreros. Al entrar a una estación de servicio, lo interceptaron. Así lo reseñó el diario El Impulso.
Mañana un nuevo proceso electoral se presenta en Venezuela y la inseguridad, que sigue causando estragos en la sociedad, pareciera ser el problema más grande para quien asuma la silla de Miraflores. Los antisociales no estiman nivel socioeconómico, color de piel o edad, así como ocurrió con este maestro de obras quien a pesar de sus 69 años, continuaba trabajando día a día para mantener a sus seis hijos y esposa, con quien tenía 40 años de casado.
La tarde del jueves fue hasta una entidad bancaria ubicada en un reconocido centro comercial al oeste de Barquisimeto, al salir, se dirigieron a una estación de servicios en la avenida La Salle, diagonal a las torres de El Sisal, para llenar el tanque de gasolina, estando en la cola, dos sujetos a bordo de una moto azul, sin importarles la cantidad de personas presentes, lo interceptaron y le pidieron el dinero. El señor se puso nervioso por lo cual los maleantes activaron el gatillo y le dispararon para llevarse el dinero.
“Creo que los iban persiguiendo. Mi papá y mi cuñado no se dieron cuenta” dice el único varón de sus hijos, Juan Arias, quien comentó que una mujer que estaba en el sitio lo auxilió y lo llevó hasta el Hospital del Seguro Social Pastor Oropeza, “pero llegó sin signos vitales”.
Arias Camacaro tenía 38 años como maestro de obras en las seis sedes de una casa hogar, donde hacía el mantenimiento respectivo a la infraestructura. La última fue la de San Pedro, ubicada en Sabaneta en la vía hacia Trujillo.
La víctima, a quien anteriormente no habían robado, tenía 25 años como cristiano evangélico, asistía a la iglesia Juan 3:16 de Los Luises, por lo cual sus hijos y su esposa, Margarita de Arias, sólo piden justicia ante este abominable hecho. “Dios es el único que puede cobrarse esto: Él sabrá qué hacer con esa gente”.
Autoridades de la policía científica iniciaron una serie de averiguaciones para dar con el paradero de los presuntos asesinos.