Tanquetas de la Guardia Nacional de EEUU y vehículos militares multifunción (Humvee) custodiaban hoy una amplia zona urbana de Boston en torno al lugar donde el lunes fueron cometidos los atentados durante la maratón de la ciudad.
En torno a la avenida Boylston, donde dos explosiones mataron a tres personas e hirieron a más de 150, el tiempo parece detenido y el caos de la huida puede verse hoy todavía en los restos de botellas, bolsas, mantas térmicas y calcetines tirados por el suelo.
Agentes armados y uniformados patrullan la zona pertrechados con con chalecos antibala y casco.
Tras el cordón policial también esperan, ya sin clientes, las vituallas preparadas para los competidores que debían concluir la maratón de Boston, un acontecimiento deportivo que se tornó en pesadilla y tragedia.
En declaraciones a Efe, un maratonista que se identificó como Frank y esperaba recoger su equipo de competición, dijo que había sufrido una lesión en plena carrera y que iba a ser trasladado a la tienda de atención médica instalada cerca de donde ocurrió una de las explosiones.
“Afortunadamente”, reveló, “me llevaron al hospital y allí me enteré de la noticia. Yo podía haber estado allí”.
Otro testigo, que se identificó como Martin, dijo que estaba en su oficina, pese a ser día festivo, cuando escuchó a lo lejos el estruendo del estallido de las explosiones.
Luego vio gente que corría y supo que algo grave estaba pasando, vio escenas de pánico desde la ventana y quedó en su edificio sin poder salir.
Liz Freedman, por su lado, contó que no pudo terminar la carrera, y la explosión ocurrió cuando se acercaba a la meta, y se vio obligada a abandonar.
Hoy los organizadores le entregaron la medalla que todos aquellos que terminan tenían derecho a recibir.
Las autoridades registraron anoche un apartamento en Boston y retiraron posibles pruebas para la investigación de las explosiones, informaron los medios locales.
Durante la noche agentes de la policía local y agencias federales allanaron una residencia en Ocean Avenue, en el área de Revere, a unos 15 minutos del sitio donde ocurrieron las explosiones, casi simultáneas, que ensangrentaron las calles del distrito comercial de Boston.
En las mayores ciudades de Estados Unidos hay hoy despliegues de efectivos policiales y de cuerpos de seguridad federales mientras las autoridades procuran determinar quién detonó dos bombas cerca de la línea de llegada de la Maratón de Boston.
En Washington el alcalde, Vincent Gray, dijo que no ha habido amenazas de ataques en la capital de EE.UU. y que hoy se llevarán a cabo según lo programado los desfiles por la Avenida Pensilvania en conmemoración de los 150 años de la emancipación de los esclavos.
Esta madrugada en los puentes de acceso y áreas centrales de Washington era visible la presencia de destacamentos de policías fuertemente armados. EFE
Fotos AFP