1. Retirar el esmalte y remojar las uñas
Tienes que retirar el esmalte de las uñas –en el caso de que lleves- con un disco de algodón y quita esmalte. Después, pon los pies en remojo en agua caliente. Para una ‘experiencia spa’, añade unas gotas de aceite esencial o sales de baño al agua. No conviene ahorrar en discos de algodón para retirar bien el esmalte. Es preferible usar varios para no manchar en exceso uñas ni piel circundante.
2. Cortar.
Corta las uñas rectas. Una buena medida para evitar cortar las uñas demasiado cortas es respetar el largo de la yema. Cuando la uña es mucho más corta que esta, aumenta el riesgo de uñas encarnadas. Las tijeras se usan siempre para trazar cortes rectos, ni oblicuos ni ovalados. Son el instrumento más idóneo cuando se requiere un corte limpio, pero con la tijera nunca deben recortarse los laterales de las uñas, porque automáticamente se cambiaría la forma y sentido de su crecimiento.
3. Limar y dar forma.
Para dar forma y suavizar las puntas de las uñas, conviene limar esquinas y bordes. Hay que empezar por la parte más rugosa de la lima para dar forma y a continuación usar el lado de grano más fino para suavizar. La clave es limar en una única dirección para evitar romper y rayar la uña. En caso de tener tendencia a sufrir uñas encarnadas una buena idea es utilizar el limador y empujador, deslizando suavemente el final de la lima para levantar la uña. Intentar levantar la parte encarnada para aliviar presión, y repetir hasta que la uña recupere su forma natural.
Ten en cuenta que las uñas de los pies son más gruesas y de crecimiento mucho más lento que las uñas de las manos, por lo que conviene usar limas de grano más grueso.
4. Empujar y limpiar.
Aplica sobre todas las cutículas un producto para ablandar cutículas y deja que actúe al menos un minuto. Después, sumerge los pies brevemente en agua caliente. Con las cutículas ya suavizadas, usa el extremo biselado del empujador para retirarlas suavemente, y con el extremo limpiador se limpia bajo las uñas. Los productos ablandadores de cutículas, al contener activos que disuelven los enlaces de queratina de la epidermis, se pueden aplicar también para suavizar áreas de durezas y pequeñas callosidades.
5. Cortar cutículas
6. Suavizar.
Las durezas son uno de los principales problemas que sufrimos en los pies. Se producen en las zonas de presión o roce frecuente y/o constante. Para proteger esas áreas, la piel produce más queratinocitos y ésta se engrosa, creando las antiestéticas durezas. Usar las limas tras la ducha ayuda a eliminar las células muertas de la piel y evitar callos en sus primeras etapas, manteniendo la piel suave y unos pies bonitos entre pedicuras. En casos de durezas notables, se puede potenciar la acción pulidora de las limas sumergiendo los pies en agua caliente de 5 a 10 minutos. Hidratar muy bien la piel con una crema específica para pies tras el uso de la lima antidurezas potencia el resultado.
7. Acabado
Y para terminar, limpia las uñas con un poco de quitaesmalte y suaviza, pule y da brillo a la capa superior de la uña o aplica el esmalte deseado. ¡Ya está! Ya puedes presumir de una pedicuratop. Te llevará un poco de tiempo, pero merecerá la pena, ¿no crees?