¿Por qué? Simple y llanamente porque ninguno de los 33 ministros juramentados está fuera de esta cacería de brujas desatada por el régimen. Molina es el único que, por ahora, ha salido filmado. Ya vendrán otros. Las denuncias de persecución política laboral ya se acumulan por miles e involucra a ministros, gobernadores, alcaldes, directores, jalabolas, en fin, a toda la fauna de la nomenklatura roja. Se han lanzado con voracidad fascista a la tarea revolucionaria y patriótica de revisar teléfonos, blogs, facebook, twitter de los trabajadores en busca de algún indicio que le revelen quienes votaron por Capriles.
Un millón de chavistas que le dieron su voto al candidato opositor ha destrozado la moral roja. Los sonados cacerolazos en barrios populares, poblaciones indígenas y rurales ha sido un coñazo muy grande tenía que agitar el culillo revolucionario.
Por lo demás, la persecución laboral en los organismos públicos no es un hecho nuevo, no olvidemos la oprobiosa Lista Tascón, de la cual hasta el propio Difunto se vanagloriaba en cadena nacional cada vez que le daba la gana.
El ToriPollo no ha hecho una cosa distinta a la hecha otrora por el “Gigante” cuando la gente estampó democráticamente su firma para pedir su revocatoria. No nos extrañe verlo en cadena nacional celebrando el video de Molina, recuerden cuando el líder interplanetario aupaba el video “rojo-rojito” de Ramírez.
Mentira Fresca se limpia la fosa de Cariaco con la “ley laboral más avanzada del planeta” y suelta a sus cancerberos a acusar de “saboteadores” a todo el que no asuma el catecismo comunista. Es eso parte del fulano “legado” del que tanta paja hablan, un “legado fascista”