El pirateo de la cuenta de Twitter de Associated Press (AP) para difundir la falsa noticia de un atentado contra la Casa Blanca es el último ejemplo de los peligros que entrañan las redes sociales, pero los expertos advierten de que casos como éste se seguirán produciendo.
EFE
“Mi sorpresa no es que se haya producido sino que no suceda muchas más veces. Todo el mundo sabe lo fácil que es piratear una cuenta de Twitter”, dijo a Efe Gavin Adamson, profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad Ryerson de Toronto y especializado en medios digitales.
El mensaje distribuido el martes desde la cuenta oficial de Twitter de la agencia estadounidense decía: “Dos explosiones en la Casa Blanca y Barack Obama está herido”.
A los pocos segundos las bolsas estadounidenses se desplomaron. El Dow Jones de Industriales cayó 145 puntos de forma instantánea. Los accionistas perdieron 200.000 millones de dólares hasta que a los pocos minutos AP comunicó que el tuit era falso y el llamado Ejército Electrónico Sirio se responsabilizó de la acción.
Tras el desmentido de AP, los mercados volvieron a la normalidad y los accionistas recuperaron todas sus pérdidas.
El problema es que es algo que se repite periódicamente.
En enero de 2012 la víctima fue otro gigante de los medios de comunicación, Rupert Murdoch, presidente del conglomerado News International.
Alguien consiguió que Twitter certificase una cuenta abierta identificada como @Wendi_Deng como la de la esposa del magnate periodístico.
Durante varios días, la falsa Wendi Deng intercambio tuits con otros famosos en la red social e incluso interpeló a su “marido” por un tuit de Murdoch que criticaba a los británicos por tomar demasiadas vacaciones.
AP y Murdoch no son los únicos que han sufrido de una forma u otra el pirateo de sus cuentas de Twitter.
En septiembre de 2011, le tocó el turno a la cadena estadounidense NBC News que sufrió el pirateo de su cuenta de Twitter cuando fue utilizada para anunciar otro ataque con un avión contra la “Zona Cero” en Nueva York.
“Es desafortunado lo que le ha pasado a AP. Pero es algo de lo que todas las organizaciones de noticias van a tener que protegerse. Y los sistemas de seguridad de Twitter deberían ser más sólidos”, dijo Adamson.
Otro problema que conlleva la era de Internet es que la competencia por dar una primicia deja en el camino la buena praxis del periodismo de confirmar la veracidad de las informaciones.
Los medios de comunicación, en ocasiones, son víctimas y cómplices de desinformación divulgada a través de internet, especialmente desde que los periodistas usan las redes sociales como fuente de información para investigar sus historias.
Un estudio realizado en 2010 por la Universidad George Washington señalaba que un 89 % de los periodistas encuestados utilizaban blogs como fuente de información para elaborar sus noticias y un 52 % twitter.
Quizás el caso más reciente es el del ataque contra la maratón de Boston. Tras el atentado que causó la muerte a tres personas y heridas a casi dos centenares, internet se pobló con cientos de imágenes tomadas por los ciudadanos antes, durante y tras las explosiones.
Mientras los servicios de seguridad estadounidenses investigaban quién podía haber lanzado el ataque, un ejército de aficionados analizaba las imágenes colgadas en internet en busca de claves para descifrar la identidad de los terroristas.
El miércoles 17 de abril, cuatro días después del ataque, algunos foros de internet creían haber identificado a los terroristas: dos jóvenes, claramente de origen magrebí, con grandes bolsas una de las cuales al menos parecía ser similar a la utilizada en una de las explosiones.
El jueves, “The New York Post” colocó en portada la imagen de los dos jóvenes y afirmó que la policía estaba buscándolos. El grave problema es que ni la policía les consideraba sospechosos ni fueron los responsables del atentado.
Adamson considera que “cuantos más sucesos así se produzcan, el público empezará a juzgar de forma diferente esas fuentes de información” y aumentará el escepticismo sobre la veracidad de lo que aparece en Twitter u otras redes sociales.
Pero el profesor de periodismo digital también está convencido de que Twitter y otras herramientas que aparecerán en el futuro, seguirán teniendo un papel importante.
Adamson enseña a sus alumnos que deben “mantener su integridad profesional” en la era digital, como es verificar las fuentes de información.
Esa es la primera de las 10 recomendaciones de la American Society of News Editors en la era de internet: “las normas éticas tradicionales se aplican online”. La sexta es “autentificar de forma independiente cualquier cosa encontrada en una red social”.