Dos semanas después del proceso electoral celebrado en Venezuela el pasado 14 de abril de 2013, ya nadie tiene dudas. En Venezuela hubo un robo descarado en las elecciones presidenciales. Las pruebas presentadas por Henrique Capriles han sido contundentes. Tibisay Lucena y su combo de rectoras pro oficialistas han quedado al descubierto.
El “mejor sistema electoral del mundo” quedó expuesto ante el mundo como una gran farsa. La diferencia de votos entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles (273.056 votos) no soporta una auditoría seria. Por esa razón las cuatro rectoras del CNE han evitado realizar la auditoría tal cual como la exigió la Mesa de la Unidad Democrática.
Nicolás Maduro fue proclamado como ganador. Pero ni él mismo se lo cree. La dirigencia del PSUV en toda Venezuela tiene cara de pocos amigos. La gente seria y responsable que milita en ese partido sabe que lo del pasado 14 de abril no fue una victoria, sino una gran derrota política y electoral. Después de haber venido de unas elecciones el 7 de octubre de 2012, en las que Hugo Chávez ganó de manera aplastante, con poco más de un millón quinientos mil votos de
diferencia y casi 11 puntos porcentuales de ventaja, Maduro ha hecho poco menos que el ridículo.
La procesión va por dentro. En el interior del PSUV lo que se observa son caras largas. Hay dirigentes hablando otra vez de las famosas tres “R” (rectificación, revisión y reimpulso). El oficialismo está claro de que Nicolás ganó con trampa. Y ya empiezan a observarse los movimientos internos para iniciar el proceso de recuperación y renovación de la revolución.
Las cuatro jinetas del apocalipsis que están al frente del Consejo Nacional Electoral (por cierto, este año, de acuerdo con la Constitución, se les vence el tiempo en ese organismo) no quieren realizar la auditoría porque saben que en las elecciones del 14 de abril hubo trampa: en 1.176 centros de votación Nicolás Maduro sacó más votos que Hugo Chávez. Como bien dijo Capriles el pasado 16 de abril: “¿quién se come ese cuento?”. Nadie en su sano juicio puede
creer que Nicolás saque más votos que el líder de la revolución. Eso no se lo cree nadie. Ni siquiera el propio Nicolás.
Tibisay y su combo de rectoras tramposas, no quieren realizar la auditoría porque saben que una revisión exhaustiva y detallada de los cuadernos de votación podría dejar en evidencia un cúmulo de irregularidades como la que se detectó en una mesa situada en Carache, estado Trujillo, en la cual el número de votos registrados en un acta es mayor a la cantidad de electores. El caso se registró en una mesa de votación situada en el Liceo Bolivariano “Juan Antonio Román
Valecillos” en Carache, donde votaron 536 personas pero donde se contabilizaron 717 votos.
Es decir, el “mejor sistema electoral del mundo” es tan bueno, pero tan bueno, que hay mesas de votación donde hay más votos que electores. En esa sola mesa del estado Trujillo, hubo 181 votos más que los electores que sufragaron. Eso significa que a esa sola mesa se le inyectó 33% más de votos. La pregunta es: ¿Habrá ocurrido lo mismo en las más de 39 mil mesas que habían en todo el país?
Por si todo eso fuera poco, durante el desarrollo de las elecciones del pasado 14 de abril, hubo un total de 535 máquinas de votación que presentaron fallas y todo tipo de problemas, lo cual afectó a por lo menos 189.982 electores. Las máquinas de votación más costosas del mundo, no sirven.
El Comando Simón Bolívar contabilizó 564 centros electorales en los cuales se reportó la existencia de “voto asistido”, el mecanismo mediante el cual los electores son obligados a dejarse acompañar por un agente oficialista al momento de votar, con lo cual el secreto del voto desaparece. Nadie duda que esto es un mecanismo perverso,
utilizado por el oficialismo para presionar al elector y obligarlo a votar por Nicolás. Este método, que por cierto es ilegal y violatorio del ordenamiento jurídico venezolano, afectó a por lo menos 1.479.774 votos.
El comando de campaña de Henrique Capriles reportó 397 centros de votación en los cuales se registraron actos violentos por parte de motorizados oficialistas. En You Tube están centenares de videos que fueron grabados por aficionados, en los cuales se muestran a los grupos motorizados ejerciendo presión y asustando a los electores.
Esto afectó a 1.240.000 electores.
En 421 Centros de Votación hubo proselitismo político (toldos del PSUV identificados con los colores y el logo del partido) lo cual afectó a 1.180.000 electores.
Los testigos de la MUD fueron retirados a la fuerza, utilizando pistolas, en 737 centros de votación. Eso afectó a 722.983 electores.
En total, hubo irregularidades en 2.719 centros, lo cual afectó la votación de más de 5 millones de personas.
Ya nadie tiene dudas: el 14 de abril hubo trampa. Nicolás, te robaste las elecciones. Queremos auditoría completa y reconteo total.