Con esta frase exhortó Bolívar al Congreso en su discurso de Angostura. Nuestro Libertador, mantuvo siempre un pensamiento a favor de un Gobierno republicano, cuyas bases eran: la soberanía del pueblo; la división de los poderes; la libertad civil, la abolición de la esclavitud, la monarquía y los privilegios. Sin embargo, lo que hemos visto en estos últimos años con un gobierno altamente personalista dista mucho de lo que nuestro Padre de la Patria soñó para este noble pueblo venezolano. Un modesto análisis nos permite ver que con rasgos altamente individualistas el propósito disfrazado de bien colectivo denominado Socialismo del Siglo XXI nos ha puesto en desventaja como nación. Fundamentalmente debido a que los ciudadanos nos encontramos en plena crisis de valores y raíces contenidas en el pensamiento Bolivariano. ¿Cuánto atraso nos ha causado que los que gobiernan hoy lleven las riendas de Venezuela a través del ejercicio personal del poder?, ¿Por qué estamos atascados en una crisis de institucionalidad, que pareciera embaucarnos en una suerte de despotismo caudillista latinoamericano? Sobre esta idea, varios expertos convergen en que el trance de las instituciones públicas venezolanas, nació como contrapeso del personalismo. Por ello, imperioso es no perder el norte y entender que nos corresponde rescatar las instituciones para que trasciendan –como su propia concepción lo señala- y lleguemos por fin a la objetivación y la despersonalización de las creaciones humanas, como actores sociales que somos. Hoy en día estamos llamados a romper los fantasmas paradigmáticos que nos han vendido y nos esmeremos en la transformación de un régimen personalista por la creación y desarrollo de instituciones, con esa base, nuestra principal misión es unir esa energía de voluntades personales para lograr un provecho institucional público, para beneficio de todos. En todo caso, la mayoría de los venezolanos tenemos el arma más poderosa, ese ímpetu de defender la democracia por encima de cualquier cosa, verbigracia, una histórica participación en los más recientes comicios electorales, así como el derecho a reclamar lo que nos pertenece como soberanos y ciudadanos libres a través de la denuncia y el rechazo a las decisiones arbitrarias y desconectadas de la realidad. Sin embargo, esta posición democrática, no puede agotarse solo en el sufragio, porque además implica muchas otras cosas como el ejercicio de la razón pública, la tolerancia y la deliberación. Por eso, continuamos invitando a todos los venezolanos que sienten una necesidad básica de seguir viviendo en democracia, pero llenos de tolerancia y de Paz.