El impacto se empieza a sentir. Lo que comenzó con una paralización de 24 horas, ya suma cuatro jornadas de paros escalonados que han aumentado en cada sesión el tiempo sin actividades académicas. Esta semana las aulas permanecerán vacías durante 96 horas.
Los profesores universitarios no piensan dar un paso atrás. La lucha por reivindicaciones salariales, mejoras sociales y presupuestos justos para las universidades no se detiene.
La ausencia de una respuesta del Ejecutivo nacional al llamado al diálogo realizado por los gremios de docentes ha puesto en juego la estabilidad de las instituciones de educación superior.
En Ciudad Guayana, como en otras urbes del país, la medida ha desatado el pronunciamiento de los estudiantes. “Somos los más afectados y entendemos lo que ellos piden pero no creemos que parar las clases sea la mejor forma de lograrlo”, aseguró Ángelo Vargas, representante del centro de estudiantes de Ciencias Administrativas de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG).
Él, junto a los voceros juveniles, presidió una asamblea extraordinaria de estudiantes en las instalaciones de la sede Atlántico. El punto a tratar fue único: la situación de las clases ante las acciones docentes.
“No estamos en desacuerdo con la lucha, pero sí con la paralización de las clases. Creemos que es mejor unirnos, que los docentes regresen a las aulas y buscar la unión para resolver el problema”, opinó.
Agregó que la lucha de los profesores no se está realizando con presión. “El problema es que ellos suspenden las clases y se van. No hacen otras medidas, acciones de calle que de verdad presionen. Nosotros creemos que si vuelven a los salones será mayor presión porque nosotros nos uniremos a su lucha”, aseguró.
Paro indefinido en puertas
En la reunión tuvieron derecho de palabra representantes del gremio docente. El profesor Fidel Hernández destacó que la lucha no es sólo por el salario de los docentes, sino, además, por las mejoras justas de las universidades, mejores becas y mejores servicios. Aseguró que los estudiantes, en su mayoría, apoyan la medida.
Sin embargo, entre los alumnos las opiniones son diversas. Mayerlin Langort se divide en dos al pensar en la situación. Estudia Educación y sabe que mañana puede ser ella la que esté en protesta.
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