Ser más raro que un perro verde es una expresión castiza, que denomina algo extraordinario y poco común. Una especie de las que no se encuentran. Un bicho raro, un morrocoy que vuela, el morro-gallo. O aún más claro: un madurista no chavista. Algo así.
Una de las tareas de un consultor político, y de las que particularmente yo más disfruto, es hablar aquí y allá con unos y otros. Es tarea imprescindible si se quiere desarrollar lo que Noelle-Nauman llamaba “la piel social”. Ese sexto sentido cuasi-estadístico que permite entender a la opinión pública, sus segmentos, sus razones y sus motivos, a los argumentos de unos y los contra-argumentos de otros. Leer encuestas es importante, también hacer grupos focales, pero nada tan grato como hilar frases sueltas, de aquí y allá, que permiten terminar armando el puzle de la opinión pública y entender el comportamiento electoral como un todo.
Antes de la elección del pasado 14 de Abril habíamos identificado cuatro tipos de votantes oficialistas:
El primero es el votante oficialista que no cuestionó la candidatura de Maduro. Convencido de las bondades de la Revolución y su trascendencia se disponía a seguir obedientemente el mandato del presidente Chavez y votar por Maduro, sin ningún inconveniente. El segundo tipo es el chavista disciplinado, no le gustaba Maduro pero con un pañuelo en la nariz iba a votar por él. El tercero es el chavista que dijo BASTA!: dispuesto a cruzar la acera y votar por Henrique Capriles. Y el cuarto es ese elector chavista que no coincidía con Maduro y en protesta el 14A iba a quedarse en casa y engrosar la cifra de abstencionistas,
Pero los resultados oficiales del CNE afirman que hay un quinto tipo de elector de Maduro: los perros verdes. Unos electores que no eran chavistas, pero que votaron por Maduro.
Existen casi 4000 mesas electorales distribuidas en todo el país en las que Nicolás Maduro sacó proporcionalmente más votos que Chavez en Octubre . Esto es algo verdaderamente dificil de entender. Esas mesas son evidentemente muy raras porque ni yo, ni usted que me lee, conocemos ni un solo caso de un elector que no le gustara Chavez pero que le guste Maduro. Pero los resultados oficiales dicen que los perros verdes existen por decenas de miles. Acaso cientos de miles.
Por otro lado, históricamente el chavismo descontento se había sumado a la abstención. Cuando algo no les gustaba o cuando no participaba directamente el presidente Chavez el chavismo ejercía una suerte de voto protesta, absteniéndose de participar. Y he aquí otro resultado muy raro de la elección de Abril: resulta que CASI TODOS los electores de Chavez que estaban descontentos con Maduro cruzaron la acera y se cambiaron de bando.
Por Capriles votaron 770 mil electores más en Abril de los que lo hicieron en Octubre .
Y por Maduro votaron 605 mil menos de los que votaron por Chavez unos meses antes Es decir NINGUNO de los muchos electores de Chavez a los que disgustaba Maduro se quedó en su casa sin votar, como mecanismo de protesta. Es evidencia de que algo MUY raro pasó en estas elecciones: la psicología electoral contraviene lo que ha sido el comportamiento del elector venezolano, y particularmente del elector chavista. Por primera vez en la historia electoral del país no hubo abstención como voto-protesta.
Resultados presidenciales Oct 2012 y Abril 2013 al 30-04-2013 (FUENTE: CNE)
Con estos datos de psicología electoral podemos ya tener una hipótesis de qué fue lo que pasó en ciertas mesas el 14 de Abril. Estos datos hablan con tanta claridad porque ocurrió una votación muy masiva. Si la oposición se hubiera abstenido, como ha pasado en otros procesos, las dudas no serían tan elocuentes.
En criminalística se usan varias técnicas científicas que ayudan a descubrir un crimen, la dactiloscopia y la grafología son dos de las más importantes. Igualmente puede haber una criminalística electoral que ayude a descubrir un fraude, usando estas mismas técnicas. La dactiloscopia permitiría saber si existen huellas repetidas. O sea, y es sólo una hipótesis, que la maquina capta-huella fue deliberadamente reseteada para permitir votar varias veces a una pesona. Y una persona en cada una de esas mesas sospechosas pudo votar varias veces. Tambien la grafología es una herramienta poderosa en criminalística que en nuestra elección podría verificar los cuadernos de votación, y saber si una misma persona firmó varias veces en las mesas “raras”.
Pero el árbitro electoral no ha permitido que en la auditoría se revisen ni los cuadernos ni los reportes de incidencias con las captahuellas. Por ello, ante dos evidencias tan francas, propongo una auditoría ciudadana singular, que consista en buscar e identificar perros verdes. Los datos del CNE afirman que se cuentan por decenas de miles y en todo el país. Preguntemos entre nuestros amigos, familiares, conocidos, entre nuestros adversarios políticos… Hagamos un esfuerzo por encontrar a esos electores tan raros como para que ser maduristas sin haber sido chavistas. Si no los encontramos estaremos seguros, aún sin dactiloscopia ni grafología, que las elecciones de Abril fueron vilmente manipuladas.
@carmenbeat