Una joven brasileña se molestó cuando descubrió a su novio intentando grabarla cuando estaban a punto de mantener relaciones sexuales. Lo castigó de tal manera, que el joven no volverá a tener complejos de director triple “X” por un buen tiempo. Así lo reseñó La Verdad.
Parecía una velada romántica normal. Él había preparado todo para recibir a su novia. La cama estaba ordenada y la cámara escondida detrás de unos libros, en un estante justo en frente de donde se llevaría a cabo el acto sexual. Comenzaron los besos y las caricias, y el imberbe cineasta procedió a quitarse la ropa. Ella se detuvo un momento -como presintiendo que algo no andaba bien-, se puso de pie y se dirigió al mueble donde se hallaba la grabadora. La luz roja titilando terminó por delatar las intenciones del joven.
La novia, claramente sorprendida, tomó el aparato y se percató de que no estuviera grabando, ante la mirada atónita de su pareja, que intentaba hacerse el desentendido. Cuando comprobó que la filmadora estaba registrando todo lo que pasaba, vino lo peor.
La enfurecida mujer acomodó la cámara, hizo que su novio se pusiera de pie y comenzó a golpearlo en frente de ella. Minutos más tarde la tomó nuevamente y, esta vez, lo filmó en primer plano mientras le propinaba cachetadas, tirones de pelo y presionaba sus partes íntimas. El plan había fracasado y los gemidos, en vez de placer, eran del más duro sufrimiento.
La grabación del incómodo momento llegó al portal de videos de Google, YouTube, donde entre las numerosas versiones que aún no fueron censuradas reúne decenas de miles de reproducciones. Se cree que la joven se hizo del dispositivo y difundió el video a través de internet. No se descarta que todo se trate de un montaje, como suele ocurrir en muchos de estos casos.