Estocolmo ha abierto hoy sus puertas al primer museo dedicado a ABBA, la banda sueca más popular de la historia y un éxito de ventas mundial, concebido como un centro interactivo para disfrute de los admiradores del célebre grupo.
“ABBA, el museo” es un viaje al mundo del cuarteto formado por Benny Andersson, Frida Lyngstad, Björn Ulvaeus y Agnetha Fältskog, que aunque solo permaneció unido una década (1972-1982), no ha dejado de ser un fenómeno comercial, con más de 380 millones de discos vendidos, y que sigue vivo a través de musicales y del cine.
Un documental sobre el grupo realizado por el director sueco Jonas Åkerlund, que se muestra en una pantalla de 360 grados, recibe al visitante, que luego viaja varias décadas atrás en el tiempo al lugar en el que se conocieron Andersson y Ulvaeus a mediados de la década de 1960.
Una reconstrucción de los estudios Polar de Estocolmo, donde la banda grabó varios de sus discos; de la oficina de su representante, “Stikkan” Andersson; o del refugio en la isla de Viggsö, en el que compusieron muchos de sus temas, están incluidos también en un lugar donde el fan puede sentirse un miembro más del grupo.
El visitante puede probarse de forma virtual alguno de los estrafalarios conjuntos que lucían los miembros de ABBA o cantar con ellos, convertidos en hologramas, alguna de sus canciones favoritas como “Fernando”, “Mamma mía”, “Dancing Queen” o “Waterloo”.
Fue precisamente este último tema, con el que ganaron el Festival de Eurovision en 1974, el que lanzó la carrera de una banda capaz de componer melodías sencillas y pegadizas, aderezadas con las voces de Frida y Agnetha (que fueron además pareja sentimental de Benny y Björn, respectivamente) y un toque visual “kitsch”.
Objetos personales de los componentes del grupo o relacionados con él, sus discos de oro, sus testimonios en audio sobre cómo se compusieron los temas o sus videoclip completan el viaje al “universo Abba”, la historia de la primera banda pop no anglosajona que conquistó ese mercado y se convirtió en un fenómeno de masas.
El museo, que está incluido en el Salón de la Fama de la Música Sueca, es el resultado de un proyecto ideado hace nueve años pero que no empezó a tomar forma hasta bastante más tarde, entre otras cosas porque los miembros de la extinta banda no estaban muy entusiasmados al principio con la idea.
Pero al final todos han acabado dando su visto bueno y Björn Ulvaeus se ha convertido en su principal inversor y quien dirige la sociedad que controla el museo, cuya entrada cuesta 195 coronas suecas, unos 30 dólares, y que espera atraer a más de 200.000 visitantes por año.
Tres de los cuatro miembros del grupo estuvieron presentes anoche en la fiesta de inauguración en el exterior del museo -situado en la isla de Djurgården, una de las catorce de que consta Estocolmo- y que fue un auténtico acontecimiento social que reunió a unas 700 personas, entre ellos muchos músicos suecos.
“Esta es una casa que está dedicada por entero a la música. Y pienso que eso está muy bien”, dijo en un brevísimo discurso Ulvaeus antes de cerrar el acto, dando paso a una versión de uno de los temas más conocidos del cuarteto, “Thank You For The Music”.
Ulvaeus no fue el único componente del grupo que acudió anoche al museo, ya que también lo hicieron Andersson y Lyngstad: solo faltó Fältskog, promocionando en Londres su nuevo disco en solitario, que saldrá a la venta en unos días.
Pero pese a los rumores desatados sobre una posible reunificación del grupo, Ulvaeus desmintió personalmente hace unos días en una entrevista al periódico “Svenska Dagbladet” tal posibilidad.
Los fans de ABBA tendrán que contentarse con su música, el nuevo museo o con las reposiciones del musical “Mamma Mia!”, basado en sus canciones, que ha sido visto por 50 millones de personas en todo el mundo y ha dado origen a una película del mismo nombre, con Meryl Streep entre los protagonistas. EFE