Entre 3.500 y 4.000 casos de niños desaparecidos, como el de las tres jóvenes que en la pasada noche fueron halladas tras diez años de secuestro, aún se encuentran sin resolver en Estados Unidos según el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCEMC).
Raquel Godos/EFE
El director ejecutivo del programa de niños desaparecidos del NCEMC, Bob Lowery, explicó hoy a Efe que a diario se reportan unos 2.000 casos de desapariciones infantiles de los cuales el 80 % son huidas de los propios pequeños, mientras que menos de un 1 % están relacionados con secuestros similares al caso de las tres jóvenes.
“Son unas circunstancias muy inusuales que no habíamos visto antes, nunca tres niñas ni tres hombres relacionados con un mismo secuestro durante tanto tiempo”, dijo Lowery.
El director del programa de niños desaparecidos del NCEMC subrayó además que este tipo de casos son muy difíciles de resolver porque cuando estos niños son secuestrados o retenidos “es muy raro que haya testigos ni escena del crimen, por lo que se tiene que recurrir a la colaboración ciudadana”.
“Pedimos, junto a las fuerzas de seguridad, que los ciudadanos sean nuestros ojos y nuestros oídos para poder analizar cualquier tipo de pista que nos ayude a avanzar en los casos”, agregó.
Pero en aquellas desapariciones prolongadas durante tanto tiempo es precisamente la gente que rodea a las víctimas la que termina perdiendo la esperanza.
Los vecinos del barrio de Cleveland donde fueron encontradas las tres jóvenes ya no confiaban en que aún estuvieran con vida después de tanto tiempo, sin embargo el Buró Federal de Investigaciones (FBI) continuaba teniendo sus nombres en la lista de desaparecidos al no encontrar indicios de su muerte.
“La gente pierde la esperanza con el tiempo. Pero casos como éste nos demuestran que hay que seguir pendientes porque todo es posible. Trabajamos desesperadamente para encontrar a esos niños que seguro siguen vivos ahí fuera de entre esos 3.500 o 4.000 casos que aún quedan por resolver”, añadió.
Este centro, en colaboración con el Departamento de Justicia y las fuerzas de seguridad, provee a las familias que han sufrido la pérdida de sus pequeños de medios técnicos y especialistas forenses para poder analizar desde diferentes disciplinas todas las pistas posibles que puedan ayudar a encontrar a los pequeños desaparecidos.
Durante más de una década, la policía y otras fuerzas del orden en los alrededores de Cleveland persiguieron innumerables pistas en busca de Amanda Berry, Gina DeJesus y Michelle Knight. Sin embargo, en su caso, no sabían lo cerca que estuvieron de los presuntos secuestradores.
Las jóvenes desaparecieron entre 2002 y 2004, y precisamente en enero de este año la policía visitó la casa propiedad del principal sospechoso de su secuestro, Ariel Castro, pero lo hizo para preguntar por qué éste, conductor de autobús escolar, había dejado a un niño dentro de su vehículo al terminar el turno.
Desde el NCEMC recuerdan que pese a que este tipo de casos no se resuelvan con prontitud, el centro continúa trabajando en ellos de manera individual, aportando ayuda a las familias y compartiendo con las fuerzas de seguridad todas las herramientas con las que cuentan para continuar con las investigaciones.
“Nuestro caso más antiguo data de un niño desaparecido con cuatro años en 1938 y aún está abierto. (…) Es un ejemplo de que tenemos que mantener nuestro compromiso en la búsqueda de estos niños”, añadió.
De los 2.000 casos diarios que se registran de media, el 99 % de ellos suele ser resuelto con éxito y en el corto plazo, ya que, según Lowery, las primeras horas de la desaparición son críticas para recuperar a los pequeños.
“Un porcentaje muy pequeño de casos son los que están sin resolver en comparación con los que se reportan cada día -dijo-. Aunque no por ello es menos importante continuar pidiendo el compromiso de la gente ante estos casos tan extremos”, añadió. EFE