El tema no es nuevo. Maduro no hace sino reeditar una vieja cantaleta de su difunto “padre” según la cual, la popularidad del gobierno no alcanzaba cotas del 80 o 90 por ciento, por la acción negativa de los medios de comunicación, estigmatizados, como de oposición. Maduro, en efecto, en apenas cinco meses al frente del Ejecutivo, primero como vicepresidente y ahora como presidente “mientras tanto”, podría estar sobrepasando, proporcionalmente, todos los abusos de su predecesor quien era ya record Guinness.
A pesar de la gravedad que representa esta compulsiva y cotidiana confiscación de todo el espacio radioeléctrico público y privado, aprecio cierta condescendencia en ciertos sectores de la oposición quienes consideran que en virtud de sus continuas y llamativas metidas de pata es conveniente que Maduro se cierre el mismo esa soga en su garganta.
Si bien pudiésemos acreditar algún sentido al pragmatismo político de estas posiciones, me interesa detenerme en lo que considero el aspecto fundamental: las abusivas y frecuentes cadenas constituyen un atentado a fundamentales garantías de nuestra Constitución, la libertad de expresión y el derecho a la información de todos los venezolanos.
2. Es un tópico en los estudios de Comunicación Social la aseveración de que no es noticia que un perro muerda a un hombre: tenemos un hecho noticioso cuando ocurre lo contrario. En estricto sentido, no es noticia el cumplimiento de las atribuciones y obligaciones que la Constitución de la República establece para quien ejerce el cargo de Presidente. Más aún los medios de comunicación no pueden renunciar a su papel esencial en el escrutinio cotidiano de la acción pública, es parte de su propia naturaleza. Detengámonos, a modo ilustrativo, en lo primerísimo que manda la Carta Magna al Presidente de la República: Cumplir y hacer cumplir la Constitución.
En consecuencia, cuando los medios, por ejemplo, reseñan las inconvenientes e ilegales declaraciones y participación de altos funcionarios militares en actos partidistas, no realizan actos de descrédito a la institución militar ni participan de acciones desestabilizadoras. La Fuerza Armada Nacional, lo establece el artículo 328 de la CRBV, es una institución esencialmente profesional, sin militancia política y en el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna.
Es una noticia o información de relevante interés nacional que el Presidente no cumpla o haga cumplir la Constitución en esta materia. Ruego disculparme la insistencia, pero no es noticia que un perro mordió a un militar, perdón, quiero decir, que los altos mandos militares respeten la ley, sino cuando la incumplen.
3. ¿Puede hablar de ventajismo un gobierno que dispone de una potente y amplia plataforma de comunicación que no tiene ningún gobierno del planeta, incluida Cuba y Corea del Norte? ¿Puede hablar de ventajismo un gobierno cuyo partido ha confiscado todo los medios de comunicación del Estado para convertirlos en órganos proselitistas? ¿Puede hablar de ventajismo un gobierno que ha convertido en dispositivo de propaganda y de culto a la personalidad a todos los medios públicos? Supongamos que los resultados electorales del pasado 14 de abril son ciertos: ¿puede hablarse de ventajismo cuando hay una absoluta invisibilidad en medios del Estado de una mitad de esa expresión política sancionada por el voto popular? Ante el sesgo aberrante del canal ANTV puede el gobierno, realmente, hablar de ventajismo sin caer en las arenas movedizas del obsceno cinismo.
El artículo 108 de la CRBV obliga al Estado a proveer a los venezolanos de un Servicio Público de Radiotelevisión. Han pasado 14 años y absolutamente nada se ha hecho en esta dirección sino todo lo contrario, degradar los medios del estado a la propaganda, la exclusión, el descrédito de quienes piensan diferente. ¿Puede el gobierno, honestamente, hablar de ventajismo mediático?