El Papa Francisco protagonizó las oraciones de los cerca de 250.000 peregrinos que se congregaron hoy para consagrar su pontificado en el santuario portugués de Fátima y conmemorar el 96 aniversario de las apariciones.
EFE
“Dale discernimiento para identificar los caminos de renovación de la Iglesia; coraje para no dudar (…); ampáralo en las horas difíciles de sufrimiento para vencer, desde la caridad, las pruebas que traerán la renovación”, pidió a la Virgen el cardenal patriarca de Lisboa, José Policarpo, durante la ceremonia de consagración.
Con este rito, Policarpo, acompañado por el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, cumplió el deseo personal que le transmitió el pontífice en Roma.
El cardenal portugués se sentó junto a Jorge Mario Bergoglio en el cónclave en el que fue escogido papa, hace justo dos meses, y el pontífice le pidió que consagrara su ministerio pastoral a la Virgen de Fátima.
El también presidente de la Conferencia Episcopal lusa pidió que el papa Francisco sienta “el deseo de ser peregrino de este santuario” y acuda a Fátima, como hicieran sus predecesores Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, este último en mayo de 2010.
El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, invitó durante el inicio de su pontificado el pasado marzo al papa Bergoglio a asistir al centenario de las seis apariciones, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, de las que dieron testimonio tres niños pastores.
La consagración del pontificado fue el acto principal de la peregrinación anual de Fátima, que arrancó el domingo y celebró la pasada noche su tradicional vigilia.
Según cálculos del santuario mariano, unas 37.000 personas llegaron hasta el templo a pie, 250.000 estuvieron presentes en la eucaristía de hoy y 300.000 asistieron a las ceremonias del domingo, de mayor afluencia por ser día festivo.
Conforme al relato de sus protagonistas, la Virgen hizo varias revelaciones -conocidas como los secretos de Fátima- en sus apariciones en un descampado en Cova da Iría, a 125 kilómetros al norte de Lisboa, a los hermanos Francisco y Jacinta y a su prima Lucía, de entre 6 y 10 años.
Los misterios -relativos a temas como la fe, la muerte prematura de dos de los niños o las guerras mundiales- fueron hechos parcialmente públicos en 1941 y en 2000, cuando se conoció la última revelación, relacionada con el atentado sufrido por Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 a manos del terrorista turco Ali Agca. EFE