El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antiguo KGB) detuvo en la madrugada de hoy a un diplomático estadounidense acusado de intentar reclutar a un funcionario de los servicios secretos rusos, en un nuevo episodio de la guerra de espías de nunca acabar entre Moscú y Washington.
“En la noche del 13 al 14 de mayo, los servicios de contraespionaje del FSB han detenido a Ryan Christopher Fogle, agente de la CIA, tercer secretario del departamento político en la embajada de EEUU, cuando intentaba reclutar a un miembro de los servicios secretos rusos”, informó el FSB.
Rusia ha declarado persona no grata al diplomático y ha exigido “su inmediata repatriación” a Estados Unidos, según una nota oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
“Mientras los presidentes de nuestros países han constatado su disposición a ampliar la cooperación bilateral, incluido el ámbito de los servicios secretos para la lucha antiterrorista, provocaciones como ésta y al estilo de la Guerra Fría no ayudan a la confianza mutua”, se quejó la Cancillería rusa.
El canal de televisión ruso RT difundió varias fotografías, en una de las cuales se ve cómo un agente de los servicios secretos rusos reduce en el suelo a Fogle, que llevaba peluca y gorra.
En las imágenes también se ve la supuesta nota que, según las autoridades rusas, iba a entregar Fogle al agente que pretendía reclutar.
“Estamos dispuestos a pagarle 100.000 dólares y hablar sobre su experiencia, pericia y cooperación. Su remuneración puede ser muy superior si está dispuesto a responder a preguntas concretas. Además, le ofrecemos un millón de dólares por una cooperación prolongada con la promesa de pagos extras por información que pueda ayudarnos”, reza el texto difundido por RT.
El detenido fue llevado a las dependencias del FSB “y entregado, tras los procedimientos oportunos, a los representantes oficiales de la embajada de Estados Unidos”, informó la agencia rusa Interfax.
Las autoridades rusas precisaron que el presunto espía portaba medios técnicos especiales, instrucciones por escrito para el agente ruso que pretendía reclutar, una gran cantidad de dinero y medios para cambiar de apariencia física.
“Últimamente, los servicios de inteligencia estadounidenses han realizado reiterados intentos de reclutar a agentes de las fuerzas de seguridad y servicios secretos rusos, todos ellos registrados y vigilados por el contraespionaje del FSB”, subrayaron las autoridades de Moscú.
Según la página web de la embajada estadounidense en Rusia, su departamento político se encarga de informar a Washington sobre las políticas exterior y de defensa de Moscú, al tiempo que traslada a las autoridades rusas la posición de EEUU relativa a estos ámbitos.
Al mismo tiempo, el departamento realiza análisis sobre importantes acontecimientos en la vida política rusa, tales como elecciones, la actividad de partidos políticos, derechos humanos y libertad de expresión en la vertiente en que afectan a las relaciones bilaterales entre Rusia y Estados Unidos.
El embajador estadounidense en Moscú, Michael McFaul, fue citado a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, informó la Cancillería.
Con un escueto “No” respondió McFaul en su cuenta de Twitter a la pregunta de si podía comentar la detención del diplomático miembro de la misión a su cargo.
La detención de Fogle se produjo apenas una semana después de que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, visitara Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin.
El último escándalo de espionaje entre Rusia y Estados Unidos data de hace tres años, cuando Washington entregó a diez rusos acusados de espionaje a Moscú, entre los que estaba Anna Chapman, que tras su regreso a Rusia se convirtió en presentadora estrella de la televisión.
A cambio de la liberación de esas diez personas, Moscú puso en libertad a cuatro ciudadanos rusos que cumplían condena por trabajar para los servicios secretos norteamericanos.
El año pasado, la Justicia Militar rusa dictó dos sentencias por espionaje contra ciudadanos rusos.
El 31 de mayo el exmilitar Vladímir Lazar fue condenado a 12 años de prisión por entregar a los servicios secretos estadounidenses material cartográfico clasificado como secreto de Estado.
Al mes siguiente, un exoficial del FSB, Valeri Mijáilov, fue sentenciado a 18 años de cárcel por proporcionar información secreta a la CIA. EFE