Las elecciones del 98, en las que entró el Chavismo en Venezuela fueron un suicidio anunciado, precedido por turbios entretelones que auguraban el desastre que se avecinaba. El autor da un análisis a los hechos que rodearon las elecciones y que ayudan a explicar los desastres políticos que hemos vivido desde entonces.
La nefasta elección del 98, cuando entró el Chavismo en Venezuela como la bíblica plaga de langostas, fue el “auto suicidio” de un país buscando un falso Mesías. La tragedia fue precedido de turbios entretelones que no auguraban nada bueno. La elección dividió a Venezuela en dos toletes antagónicos convirtiéndonos en el país inviable en que vivimos hoy. Un vistazo a ciertos hechos anteriores a las elecciones ayuda a explicar los desastres políticos que hemos vivido desde entonces. Algunos actores apocalípticos del desastre aun permanecen en escena.
El funesto golpe del 4F elevó las acciones del ex presidente Rafael Caldera y lo catapultó hacia su segunda presidencia. Al ver al viejo presidente en la cresta de la ola, Teodoro Petkoff asomó la posibilidad que fuera el candidato del MAS a las elecciones. El anciano estadista agradeció el gesto y las relaciones entre ambos líderes se estrecharon, tanto que, en 1993 Petkoff pierde el control del MAS y se convierte en asesor cercano de Caldera. Entre los proyectos favoritos de Teodoro estaba el sobreseimiento de los golpistas del 4F y el establecimiento del voto automatizado. Nadie sabe cuales eran sus motivaciones.
En 1994, luego de asumir Caldera la presidencia, se designa un nuevo directorio del Consejo Supremo Electoral con el Dr. Enrique Yéspica al frente. Este reputado y honesto abogado era muy amigo de Juan José Caldera, hijo del presidente, y del general Fernán Reyes Zumeta quien fue jefe de su Casa Militar en el primer gobierno. Este último era un empresario promotor de una empresa especializada en sufragio electrónico. Los asesores convirtieron a Yéspica en un creyente en el voto automatizado. A finales del 95 los directores del CSE en votación dividida, acordaron realizar una prueba piloto con la tecnología INDRA en las elecciones regionales a realizarse en diciembre del 95. Los resultados obtenidos en este ensayo fueron un fiasco.
En 1996, Teodoro Petkoff logró ser nombrado por Caldera ministro de Cordiplan. Para entonces habían continuas manifestaciones estudiantiles exigiendo subsidio de pasajes. Para resolver el problema Teodoro planteó la creación del Programa de Pasaje Preferencial Estudiantil adscrito al FONTUR y para dirigirlo propuso al médico Jorge Rodríguez, a quien conocía muy bien. El y José Vicente Rangel habían contribuido a su crianza luego del asesinato de su padre en la DISIP en 1976.
Caldera aceptó de buena gana. Sus relaciones con el MBR-200 eran excelentes gracias al sobreseimiento a Hugo Chávez. Además existía el imán de la posibilidad de una alianza con el golpista para las elecciones del 98. Por esta ventana electoral se infiltraron los castro-comunistas promotores del voto electrónico dentro del chiripero. Para entonces Jorge Rodríguez ya era miembro de la Dirección Estratégica Nacional del MBR-200 y recibía instrucciones de Fidel Castro a través de Alí Rodríguez Araque, quien fundó la Liga Socialista con su padre. Su misión era promover desde el gobierno la idea de automatizar el voto tal como lo tenia previsto el Plan Prócer.
Es raro ver un siquiatra entusiasmado por mecanizar el sufragio, pero Jorgito era un agente encubierto cubano con una misión que cumplir. El “Plan Prócer” requería establecer ciertas bases legales y había que desarrollarlas. Para el fue fácil convencer a Teodoro de las virtudes de la automatización del voto. El ministro de Cordiplan tenia aspiraciones presidenciales, le interesaba el tema electoral y tenía el oído de Caldera. Su hermano Luben negociaba activamente con Cuba a través de sus empresas y tenia buenos contactos con la empresa española INDRA que había vendido el sistema piloto de votación automatizado que había fracasado. El tenia buenas razones para apoyar el proyecto.
El paso de Petkoff por Fontur permitió a Jorgito restablecer sus contactos con los lideres estudiantiles a nivel nacional con vistas al futuro y vender el concepto del voto electrónico a Petkoff y al CSE. Para entonces en el chiripero había esperanzas que Chávez pudiera ser su candidato en el 98, pero el golpista aun promovía la abstención y no ocultaba su intención de dar un nuevo golpe de Estado. Caldera estaba al tanto de estas intenciones y no estaba de acuerdo con la idea del asalto al poder. El viejo zorro estaba convencido que era necesario ir a elecciones y que el voto electrónico que promovían Petkoff y el general Reyes Zumeta era indispensable. Cuando en abril del 97 Chávez anunció su decisión de ir a elecciones, abandonando su postura abstencionista, Jorge Rodríguez salió del gobierno para dedicarse de lleno a trabajar en la campaña electoral del comandante.
A partir de ese momento la idea del voto automatizado fue tomando cuerpo y en diciembre del 97 el Congreso aprobó la reforma de la ley del Sufragio. Los cambios más importantes fueron el cambio del nombre del CSE por el de Consejo Nacional Electoral, dándole rango de instituto autónomo, y la sorpresiva consagración de la automatización de los procesos electorales. La idea en ese momento no era convertir a los resultados electronicos en un hecho cumplido que no aceptaba revisión. Lo que se buscaba era agilizar el voto y acabar con el fatídico “acta mata votos” de la 4ta República. En ningun momento la idea no era hacer desaparecer las boletas de votación ni el cuaderno electoral de cada mesa que son fundamentales en cualquier auditoria.
En medio de una profunda crisis económica el Congreso autorizó los recursos para que el CNE comprara a INDRA, un sistema electrónico para los comicios de 1998. En esta decisión el voto de la izquierda fue decisivo. El Dr. Yéspica no estaba muy feliz con lo que ocurría con ese contrato que por su urgencia tenia un fétido olor a corrupción, por lo que renunció. Venezuela estaba empobrecida con el petróleo a $8 por barril, y las prioridades del país eran otras. No obstante las dificultades económicas, el proyecto siguió adelante. Nadie se dio cuenta que el impulso venia de La Habana.
Al entrar 1998, en la Patria de Bolívar se desarrollaba una lucha subterránea entre los militares para asegurarse el poder en caso que Chávez ganara las elecciones de diciembre. Los contactos de Chávez con Fidel eran evidentes y los uniformados estaban dispuestos a impedir que el dictador cubano se apoderara de Venezuela. Esa disputa militar por el poder dividió a las FAN facilitando la penetración cubana. Detalles de este forcejeo los daré a conocer en mi próximo artículo.
El 6 de diciembre de 1998 triunfó Chávez. Lo que el golpista no pudo por las armas lo logró por medio del voto y su verbo encendido. Entretanto tras bambalinas, varios duendes cubanos empujaban duro por el control del voto electrónico. Los cubiches estaban molestos porque INDRA ponía dificultades para el control de los códigos fuentes de su software. Si no cambiaban de actitud, los cubanos los sacarían de juego y sembrarían su propia empresa electoral en Venezuela para asegurarle a Chávez la elección indefinida. Para entonces SMARTMATIC era solo una empresa de maletín buscando contratos.
@GenPenaloza