Lograr que Caracas deje de ser la tercera ciudad más violenta del mundo, con una de las tasas de homicidios más altas en Latinoamérica, no es un objetivo imposible. Tampoco es irracional imaginar que la capital pueda cambiar para hacerse más amable, con menos inconvenientes de movilidad y más espacios públicos, asegura el ex alcalde de Bogotá y consultor en temas urbanos Enrique Peñalosa. “Transformar Caracas no es una utopía”, afirma.
El economista, administrador y político colombiano, que se dio a conocer por su excelente gestión como alcalde a finales de los años noventa, no deja de destacar las bondades que tiene Caracas, que podrían convertirla en una ciudad ejemplar. “Tiene el mejor clima del planeta y unos árboles espectaculares”, expresa con admiración.
A su juicio, la inseguridad urbana es un problema latinoamericano que los gobiernos se han resignado a no atacar. “Las autoridades nos sentimos culpables de la injusticia y la corrupción. Nos convencemos de que no tenemos la autoridad moral para sancionar a delincuentes”, reflexiona.
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