En primer lugar, hay que recordar que después del ex presidente Chávez, el personaje que más horas de televisión tiene en el PSUV es precisamente Mario Silva, quien era el encargado de editorializar la revolución. Hasta ayer el oscuro personaje de la noche se encargaba de fusilar moralmente a los supuestos enemigos de la revolución, como por ejemplo los 7.4 millones de electores que votaron por @hcapriles el 14A, pero también se fusilaban moralmente a los miembros del partido que entraban en contradicción con la alta cúpula. El poder mediático que tenía el personaje se lo había dado directamente Hugo Chávez, cada vez que llamaba al programa o le encargaba atacar con su verbo pestilente a diestra y siniestra, con lo cual la disonancia que debe existir en esas bases necesariamente debe ser muy alta.
Después devela una lucha de poder entre facciones partidistas que, según lo expresó el mismo Silva, son capaces de usar el exterminio físico para resolver sus diferencias políticas o hacer respetar sus cuotas de poder. El temor que se desprende de sus palabras cuando dice que teme por su vida, que aún cuando tiene fusiles entregados por el Ministro de la Defensa, son una muestra evidente de que esos tipos son tan rudos que probablemente el poder de fuego de esas armas de alto calibre y el número de guardaespaldas que posee no lo salven cuando decidan actuar en su contra. Muchos pasajes de la grabación bien pudieran ser el guión de una película de gánsters que han logrado apoderarse del Estado y desde sus distintas esferas institucionales se atrincheran para enfrentar a otros miembros de la familia, con la salvedad de que no existen los límites de tradición y respeto con los miembros de la familia que aparecen descritos en el Padrino o en Los Sopranos. El tema es sumamente grave porque lo que se describe no es una discusión programática o ideológica, sino una sórdida y baja lucha de poder sin limitación alguna.
Es poco probable que los grupos en conflicto no hayan tenido claro los peligros que para unos representan los otros, pero creo que una vez filtrada la grabación, Cabello sabe que cada minuto que pase Nicolás lo va ir acorralando, ya que el esquema institucional construido por Hugo Chávez se hizo precisamente para concentrar poder en manos del presidente, por lo cual no tiene otra opción que capitular o lanzarse abiertamente a un enfrentamiento. Maduro por su parte ha decidido cobijarse sobre el aparato de seguridad caribeño e intentará ablandar al sector económico local para fortalecerse internamente y al mismo tiempo debe estar tratando de bajar recursos adicionales a los gobernadores del PSUV para alinearlos a su favor.
Una vez develado el juego macabro de Cabello creo que él está condenado a perder esa pelea interna, ya que su supuesta ascendencia sobre los cuadros militares es más mito que realidad, lo que no necesariamente implique que Nicolás salga fortalecido. Creo que de esa “contienda”, Cabello quedará claramente derrotado y Nicolás no se podrá recuperar, porque confluirán otros factores como su crisis de legitimidad, los problemas económicos y sociales y el surgimiento de una fuerza social que cada día reclamará cambios radicales en la conducción del país para salir de la crisis.
La grabación deja al descubierto la inmensa crisis moral e institucional que atraviesa el país y el carácter primitivo y amoral de la élite que nos gobierna. No hay en toda la narración del sapo devenido en espía una mínima postura moral, lo cual hace que en el fondo todo esto nos llene de indignación y coraje, pero también de ánimo y fortaleza para seguir abriéndole a nuestra patria un futuro digno y decente.
Carlos Valero
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