¿Cómo debo actuar con los amigos comunes? ¿Es aconsejable seguir los pasos de mi ex en Twitter o Facebook? ¿Debería pedirle lo que le regalé y devolverle sus obsequios? ¿Es recomendable romper mi relación con su familia? Éstas son algunas de las preguntas que alguna vez han pasado por la cabeza de todo aquel que haya sufrido una ruptura sentimental. Aunque la mayoría de las respuestas tendrían que ser personalizadas, pues cada caso es un mundo, el Método de Rupturas de Quieretebien.com plantea cuestiones que podrían resultar más que prácticas… ¡Efectivas!
Superar una ruptura de pareja podría calificarse, junto con el duelo tras la pérdida de un ser querido, como una de las pruebas más duras para la estabilidad emocional de una persona. Por eso en el Método de Rupturas de Quieretebien.com, sus expertas plantean un total de 9 fases para superar una ruptura de forma sana. Tal como explica Lola Hernández, socia y directora de contenidos de la firma, empezaríamos con la aceptación de la nueva situación (dejar de negar o evitar la ruptura) y también por asumir los sentimientos derivados de la ruptura: rabia, dolor, tristeza, angustia… “Ésta es una fase que puede ser muy larga, pero que hay que saber pasar sin engancharse a ella ni tratar de obviarla”, comenta la experta de Quieretebien.com. Las siguientes fases son la revisión y el aprendizaje, en las que se busca sacar el provecho y la experiencia de la relación pasada para ser más conscientes a la hora de emprender otra en el futuro. La siguiente pasaría por la fórmula “perdona y agradece”, que son los pasos necesarios para cerrar el vínculo con la otra persona desde la paz interior y la calma. Por último, las tres últimas fases se centrarían en las expresiones: “descubre, crea y disfruta”, cuando ya se dispone del ánimo y la fuerza para volver a reconstruir la vida desde el optimismo y apuntando a nuestros más altos objetivos.
Pero para dar los pasos necesarios para superar una ruptura también es importante responder a preguntas prácticas. Sí, aquellas que no dejan de rondarnos la cabeza tras dar por terminada una relación sentimental. En Quieretebien.com dan respuesta a algunas de esas cuestiones:
1. ¿Es recomendable mantener el contacto para intentar seguir siendo amigos? El debate de la amistad después de una ruptura es largo y tiene partidarias y detractoras por igual, de hecho, es de las cosas que más se dicen después de una ruptura: el clásico “podemos ser amigos”. Si bien esto es algo que tiene que valorar cada una, mi consejo es que, sobre todo los primeros meses tras la ruptura, se elimine el contacto en todo lo posible. Más adelante, cuando de verdad se hayan enfriado los sentimientos lo suficiente, se puede intentar tener una relación cordial pero, antes de hacerlo, pregúntate: “¿qué pasará cuando él vuelva a tener pareja? ¿Quieres que te lo cuente o incluso que te la presente?”.. Porque eso es lo que hacen los amigos ¿no?
2. ¿Debo conservar los amigos comunes? Este es otro de los grandes dilemas de las rupturas, “¿cómo repartimos los amigos?” como cantaba Ella Baila Sola. Aquí no hay reglas estrictas, pero sí algunas guías útiles. Para empezar, hay que dejar que ellos mismos, los amigos, decidan y no tratar de forzarles a “elegir tu bando” ni tratar de convertirles en espías de la nueva vida de tu expareja. Con algunos amigos comunes ya no te sentirás cómoda porque el nexo era tu ex. Con otros, en cambio, sentirás que suponen para ti un gran apoyo. Deja que fluya, no trates de mantener relaciones por compromiso y, sobre todo, si sientes que no te hace bien verles, debes hacérselo saber de la mejor manera posible y poner distancia.
3. ¿Tendría que romper la relación con su familia? Nuevamente, esto va a depender de cada caso particular y sobre todo si hay hijos en la pareja, no podemos privarles de disfrutar del cariño de la mitad de su familia. Si no es el caso, la recomendación general es que se elimine o reduzca al máximo el contacto con su entorno familiar y social para refugiarnos en lo posible en el nuestro y romper, poco a poco, todo el vínculo anterior con la expareja.
4. ¿Es aconsejable devolver los regalos que me ha hecho? ¿Y pedirle los regalos que le hice?
Tanto pedirle los regalos que le has hecho como devolverle los que te hizo, puede interpretarse como un gesto hostil que desencadene nuevas discusiones y que incluso convierta una ruptura civilizada y tranquila en un cierre del que nos podemos arrepentir en adelante. Si no quieres tener en tu casa sus regalos, tíralos, regálaselos a alguien o dónalos, así te librarás de otro recuerdo sin necesidad de crear una situación de conflicto.
5. ¿Tengo que deshacerme de lo que me recuerde a esa persona? Fotografías, mensajes del móvil, whatsApp.. Cuantas menos cosas nos recuerden a nuestra vida pasada, mejor que mejor. Pasar horas revisando fotografías, antiguos mensajes o cartas nos mantienen ancladas en el pasado, en una situación que ahora no existe y que debemos aceptar cuanto antes. Al principio, se hace demasiado duro tirar las cosas porque siempre acompaña el fantasma de la reconciliación, el “pero y si…” por lo que, como primer paso, puedes guardar en una caja todas las fotografías, recuerdos y cartas que recuerden a él y dejarlas fuera de la vista. Cuando ya te sientas completamente segura y fuerte, puedes tirarla y dejar el pasado en el pasado.
6. Aún recibo cartas a su nombre, ¿puedo exigirle que actualice su dirección? Sí, a la mayor brevedad. Que lleguen sus cartas a tu casa sólo sirve de excusa para volver a quedar, que se pase regularmente por casa y, en definitiva, para no dejar el espacio y el tiempo suficiente para que las emociones sanen y vuelvan a su curso. Este es otro de los efectos del fantasma de la reconciliación y a veces cuesta dar el paso pero, si ya no sois pareja y no compartís casa… ¿por qué debería recibir correspondencia allí? No tiene ninguna lógica y, cuanto antes se tomen estas decisiones, mejor será.
7. Tenemos facturas, recibos y cuentas en común, ¿cómo debo gestionar el tema? Cuanto más doloroso es el contacto con la expareja, más urgente es separar todo lo que quede en común y evitarnos el mal trago de tener que llamarle o verle más adelante. Si tú no te ves con fuerzas para encargarte de cancelar cuentas, recibos, etc. delega todo lo que puedas en alguien de tu confianza y, lo que no puedas delegar, trata de hacerlo por teléfono con el banco. A ser posible, fíjate una mañana en la que te vayas a ocupar sólo de eso y así, en unas horas, no tendrás que preocuparte más por estos temas.
8. ¿Debo informar a todos mis amigos y conocidos para que no me pregunten por la otra persona? Lo natural es que se interesen y quieran saber, al menos mínimamente, qué ha ocurrido o al menos saber que ya no estáis juntos. Por otro lado, tú no tienes ninguna obligación de informar ni de dar explicaciones más allá de las que tú quieras dar, así que actúa como más cómoda te sientas y según te parezca a ti oportuno en cada caso.
9. ¿Me perjudica seguir su vida a través de las redes sociales? En general es muy negativo porque, al igual que con las fotografías y las cartas, esto nos mantiene enganchadas a una relación pasada y a una persona de la que tenemos que aprender a desvincularnos. Como agravante, la imagen que nuestra expareja puede dar en las redes sociales incluye el victimismo (si quiere hacerte sentir culpable y que vuelvas) y la exageración de su alegría para dar a entender que está mucho mejor de lo que está y que ha superado completamente la ruptura. Cualquiera de estas dos actitudes son enormemente negativas pero, aunque se comportara con naturalidad, estar pendiente de su vida sólo puede contribuir a que entres en bucle pensando en por qué dijo tal o cuál o cosa, si era una referencia hacia ti, etc. Lo ideal es que le elimines como contacto en tus redes sociales para evitar encontrarte con sus actualizaciones de estado o sus tweets cada vez que entres a tus cuentas.
10. ¿En qué casos sería aconsejable cambiar de piso (vivienda común) o de barrio tras una ruptura? Siempre es difícil rehacer una vida cuando todo el entorno se mantiene igual y cada cosa o lugar nos recuerda un pasado que ahora extrañamos. No obstante, sólo en casos en los que la estancia en la vivienda fuera demasiado dolorosa y dificultara en exceso la recuperación sería necesario cambiar de vivienda temporal o permanentemente. En cualquier caso, es importante recordar que no es lo de fuera lo que va hacer que lo superemos sino nuestra propia actitud interna por lo que, cambiemos o no de domicilio, el trabajo es siempre desde nuestro interior.
Fuente: Mujerhoy.com