En el imperio romano era frecuente la organización de colosales espectáculos, carreras de cuádrigas, luchas de fieras, combates de gladiadores y representaciones teatrales como parte del entretenimiento para el pueblo, que complementados con la distribución de alimentos, fueron usados como instrumentos de control social, para mantener la popularidad de gobernantes ante sus pueblos, práctica conocida como política del “pan y circo”.
Posteriormente, gobiernos impopulares, en momentos de crisis, perfeccionaron el shock como técnica de manipulación política para el control social, tesis donde la fijación de enemigos externos entre otros elementos, suelen ser usados para sugestionar a la sociedad, y lograr niveles de solidaridad e incluso simpatías, mientras logran sortear situaciones de crisis que de otra manera sería imposible superar.
El expediente del “enemigo externo”, no es una practica nueva, para gobiernos en aprietos, en el continente tenemos por ejemplo, los casos del golpe de estado en Chile mas la amenaza del comunismo, que sirvieron como excusa a la dictadura de Pinochet, para imponer la represión y planes económicos liberales sumamente antipopulares. Otro capítulo de la historia latinoamericana, que podemos recordar fue cuando la dictadura argentina declaró la guerra al imperio Ingles para reclamar las Islas Falkland o Malvinas, en un momento de extrema conflictividad interna; Argentina no solo perdió la guerra, sino que significó la caída de la junta militar y su presidente Leopoldo Galtieri cayó en desgracia, y tuvo que renunciar a la presidencia a sólo tres días de la derrota.
Venezuela enfrenta una grave crisis política, derivada de la desconfianza por el cuestionamiento a los resultados electorales del 14 de abril y a la parcialidad de las instituciones públicas, que sumada a los problemas económicos, han generado un evidente descontento social; solo basta ponerse en los zapatos del venezolano común, en su periplo diario para encontrar los productos de la cesta básica, expuestos a la realidad del desabastecimiento o de los altos precios, que imposibilitan llevar un sustento decente a la mesa familiar, la consecuencia directa de la implementación de políticas dogmáticas y desacertadas que han deteriorado seriamente al aparato productivo del país. Los enchufados en lugar de la rectificación, recurren a la manipulación política en un esfuerzo para desviar la atención ciudadana de nuestros graves e ingentes problemas.
En Venezuela, la crisis no divierte, y cada día se complica el conseguir el pan, así que ahora los enchufados apelan al circo para distraer la atención. Sin embargo hoy debemos decir que se les paso la mano a los fabuladores de la revolución, así será la magnitud del desmadre interno en las filas de los enchufados, que han tenido que inventar, la espectacular historia de la supuesta compra de 18 aviones de guerra, vendidos por el imperio a la oposición, para atacar Venezuela desde Colombia, negociación ésta que solo pudiera ser realizada exclusivamente entre gobiernos.
Los enchufados, siguiendo el manual de propaganda Nazi de Goebbels, aplican el “Principio de la exageración y desfiguración”, mediante el cual pretenden “convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave”. Pero estos tipos, de verdad ¿piensan que el grueso de los venezolanos es idiota?. Atrás quedaron las historias de invasiones, magnicidios, inoculaciones, paracachitos, etc. Al ritmo que llevan, no se extrañen el próximo invento sea una invasión extraterrestre o un Apocalipsis Zombie, para distraer la atención y ganar tiempo.