Iván Simonovis: Setenta y cinco mil horas en prisión

Iván Simonovis: Setenta y cinco mil horas en prisión

Hoy desperté y hacía un espléndido día de sol. Era uno de esos días en los que provoca salir a la calle, pasear por la ciudad, caminar entre la gente, comprar el periódico o una buena revista, quizás hacer un poco de deporte, subir al Ávila, sencillamente, gozar del placer de sentirse vivo.
Ese rayo de sol que nos calienta en la mañana en ese paseo, en esa charla con la familia y los amigos… es en esos días donde se siente que la felicidad viene de pequeño placeres, del disfrute de las cosas cotidianas que están allí, a tu alcance, y que muchas veces no las ves.

Pero algunos, lo único que podremos ver, a través de una reja, será cómo la mañana se convierte en noche, cómo el día se desvanece y, con él, las esperanzas de compartir verdaderos momentos familiares.
¿Saben cuántos padres el día de hoy no tendrán nada que celebrar porque no tienen empleo? ¿Cuántos padres no estarán con sus hijos porque se los arrebató el hampa? ¿Cuántos no estarán con sus hijos  por estar presos o ser exiliados o perseguidos políticos?”.

Cada año tras las rejas pienso “este será el último Día del Padre en estas circunstancias”, pero van nueve celebraciones y nada cambia.  Quiero ver a mis hijos y esposa en la “vida real” y confieso que  estoy harto de estar con ellos “en espíritu”, como un muerto en vida, harto que una justicia infame nos tenga condenados a solo mirar atrás, que el futuro sea una incógnita. A mí,  este “sistema de justicia”, inmoral e injusto, me sigue aplicando una pena de muerte en cámara lenta. Se me ha negado tener la vida que me corresponde, se me ha convertido en un proscrito per se.





Lamento decir esto, pero veo que el país ha sucumbido en un inexplicable letargo mientras el poder adquisitivo y las vidas de los venezolanos desaparecen a diario. Por otro lado, aquí lo URGENTE sustituye lo IMPORTANTE y nosotros “los proscritos” no somos ni urgentes ni importantes.

La lucha por la libertad y los derechos civiles es más que discursos y mensajes de redes sociales. No se puede permitir que un grupo, por ruidoso que sea, frustre la voluntad de millones de venezolanos. Es hora de serenidad, pero ha sido con perseverancia y contundencia  que los pueblos han elevado su voz hasta conseguir igualdad, derechos y la libertad que por ley les corresponde.

Con estas palabras no busco generar violencia, sino conciencia.

Toda mi solidaridad con los estudiantes universitarios y el periodista Leocenis Garcia

FELIZ DÍA DEL PADRE ….. A QUIENES LO PUEDAN DISFRUTAR.

Ivan Simonovis
Prisionero Político.