Ante el anuncio del CNE de la realización de las elecciones locales en Venezuela el próximo 8 de diciembre pareciera apropiado hacer un rápido balance del desempeño de la Alternativa Democrática durante estos últimos años.
Por una parte tenemos que los más importantes errores cometidos por la oposición tienen su base en la subestimación del régimen; más una alta dosis de ingenuidad y la división en nuestras filas. Es así como por ejemplo se impuso el abstencionismo en las elecciones parlamentarias del 2005; que visto en la distancia, pareciera un error de mayor impacto negativo de lo que fueron las consecuencias del Paro Petrolero y la purga en las Fuerzas Armadas luego de los sucesos militares de 11 de abril de 2001. Errores hacia los cuales el gobierno sistemáticamente trata de inducirnos por los importantes dividendos que en aquella oportunidad le dieron. Sin embargo, con altos costos y grandes sacrificios, hemos aprendido y avanzado.
Pero por otra parte tenemos los aciertos y la gradual pero sólida recuperación de la Alternativa Democrática que comienza con la derrota del Proyecto de Reforma Constitucional en el 2007 y la supervivencia que permitió la candidatura presidencial de Manuel Rosales, cuando Chávez anuncia por primera vez “el socialismo del siglo XXI”. En febrero del 2009 Chávez logra imponer la reelección presidencial indefinida; pero en septiembre del 2010 la oposición alcanza el 52 por ciento de los votos en las elecciones parlamentarias y el régimen no llega a los dos tercios de los curules necesarios para aprobar grandes reformas y designar el resto de los Poderes Públicos sin tener que compartir la toma de decisiones. Y con una ley electoral mañosa, el gobierno con menos votos es mayoría en el Legislativo Nacional.
Luego vino el cambio estratégico, el éxito de las elecciones primarias para escoger el candidato presidencial el 12 de febrero del 2012, en donde resulta ganador Henrique Capriles; de allí en adelante la oposición es una real opción de poder.
En las elecciones presidenciales de octubre del 2012 la oposición obtuvo casi 7 millones de votos, sin embargo en diciembre de ese mismo año, el PSUV ganó 20 de los 23 gobernadores, de las cuales 11 son militares, y Capriles logra la reelección en el estado Miranda. Y en abril de 2013 es la altísima participación lo que permite desenmascarar al fraudulento CNE y el robo del triunfo de Capriles. Y sí los mismos 7 millones 500 mil que votamos por Capriles en abril pasado hubiésemos votado en diciembre habríamos ganado 19 de las 23 gobernaciones.
En conclusión, aun con el abuso del Estado y el “arbitro” electoral parcializado, si todos vamos a votar la perspectiva es la victoria. Ya el PSUV anunció que sus candidatos van a ser impuestos a dedo. De tal manera que para consolidar nuestras fuerzas y seguir creciendo debemos ir masivamente a votar en las próximas elecciones locales del 8 de diciembre.
Prof. Hernán Castillo, Ph.D.
Universidad Simón Bolívar USB
Caracas-Venezuela