Neonilla Samoukhina es la autora de un manual bautizado “Kama Sutra para los oficinistas”. En él sugiere una serie de lugares más atractivos que el baño para que los ejecutivos y ejecutivas den rienda suelta a sus pasiones: en el estacionamiento, el ascensor y, por qué no, la sala de juntas.
Aquí, las bromas sobre los affairs de los jefes con sus secretarias forman desde hace mucho tiempo parte del folclore de la oficina.
La creciente “cultura de oficina” se encuentra en su etapa inicial; pero, sin embargo, ya ha alcanzado extremos considerables.
Irse a comer durante la hora de almuerzo es demasiado trivial, dice Samoukhina, quien se llama a sí misma “coitologista” especialista en coito o relaciones sexuales). El libro fue publicado por el “Instituto de Coitología” de San Petersburgo.
Encuesta íntima
El instituto cuenta con tres departamentos: “coitología etnográfica”, “coitología práctica”, “coitología lingüística” y “arte erótico”. Todos estos departamentos se ocupan de investigar los aspectos culturales de la sexualidad.
Mientras recogía material para su libro, Samoukhina visitó una serie de compañías interrogando a los trabajadores sobre temas íntimos.
Las respuestas que recibió fueron tan aburridas que decidió que había que hacer algo.
Samoukhina descubrió que en la mayoría de las oficinas las relaciones sexuales ocurrían de forma azarosa.
En casi el 99% de los casos, los empresarios contaban experiencias sexuales que habían ocurrido en el baño o en la sala de descanso.
La autora del manual se sintió desilusionada ante la monotonía de las repuestas, esperando escuchar historias en elevadores, partes traseras del edificio, mesas de billar u otros lugares un poco más excitantes.
Por eso se decidió a escribir un libro en son de burla, para inspirar a los empleados rusos.
Tema tabú
“El sexo se ha convertido en un tabú desde la era soviética y los rusos todavía lo consideran un tema del que no se puede hablar”, afirmó Samoukhina.
El libro cuenta con varias fotografías tomadas en distintas oficinas de Rusia.
Las personas pasan cada vez más tiempo en el trabajo. Para muchos la oficina se ha convertido en el segundo hogar y, como resultado, estas han adquirido muchas características de la vida privada.
Neonilla Samoukhina
Para la escritora, echarle la culpa a las relaciones sexuales en el lugar de trabajo no tiene sentido, así que es mejor, en su opinión, que al menos éstas se vean mejor.
“Mi intención es proporcionar alegría y satisfacción al estresado estilo de vida de los hombres de negocios”.
Entre otros proyectos de Samoukhina son otros dos libros: “Atlas de las posiciones sexuales en la ruta” y “Coito eslavo”.