intensidad el concepto de Ciudad Inteligente. Su noción involucra a
una ciudad que aprende de sí misma y usa la tecnología para mejorar la
calidad de vida del ciudadano. La inteligencia artificial facilita
trabajar sobre sistemas complejos, como el urbano, y ello puede ayudar
a fomentar el desarrollo económico sostenible y elevar la calidad de
vida, con una sabia gestión de los recursos naturales, y la amplia
participación ciudadana.
Sin embargo hoy, cuando estamos en puertas de un proceso electoral de
escala local, que renovará a las autoridades políticas de las más de
300 alcaldías del país, poco se discuten estos temas. Las ciudades
venezolanas, y en particular Caracas, han sido epicentro de la pugna
política nacional, condición que ha limitado la capacidad de abordar
sus problemas con objetividad y de manera geográficamente integrada.
Mientras las ciudades del hemisferio han ido progresivamente
mejorando, las ciudades venezolanas se han quedado estancadas en una
estéril diatriba pugnaz que muy pocos problemas resuelve.
Nuestras ciudades son brutas. Y no sólo porque poco se haya
incorporado en su gestión la inteligencia artificial, sino porque la
brutalidad es cotidiana y la violencia se explaya contra los
ciudadanos en todos los aspectos de la vida urbana cotidiana: desde el
crimen hasta el tráfico.
Hace ya una década que en la Cumbre global de Johanesburgo se
identificaron como los problemas más acuciantes de las ciudades del
Siglo XXI los de la pobreza crítica, la inseguridad, la movilidad
(Tránsito) y los problemas ambientales. Las ciudades venezolanas no
escapan de sufrirlos todos, quizás hasta con mayor intensidad que
otras urbes del planeta. Ante esto hay una noticia buena y otra mala:
la buena es que la tecnología viene facilitando cada vez más el
abordaje de estos problemas, la mala es que en Venezuela estamos
haciendo muy poco por dejarnos ayudar por la tecnología.
Las ciudades inteligentes son ciudades que enseñan y ponen todos sus
empeños en lograr masividad. La masificación del Internet es clave
para construir una ciudad más justa, más igualitaria y más integrada
socialmente. Abordar un programa de modernización de una ciudad, o de
su administración pública local, implica tener requerimientos técnicos
importantes, capacidad presupuestaria, infraestructura digital
disponible y demandas ciudadanas en torno al particular. Pero lo
fundamental es, sin duda, el contar con la decisión y el compromiso
político por parte de las autoridades electas. Con este compromiso
todos los obstáculos serán salvables. Las venideras elecciones del 8
de Diciembre representan una oportunidad para crear un sistema de
ciudades inteligentes en Venezuela, que las haga más amables al
urbanita.
Las redes y las plataformas digitales son indispensables en la Ciudad
2.0 Pero las redes no pueden hacer magia. Las redes son, y siempre
serán, instrumentos al servicio de una estrategia, bien como un
complemento importante en la imagen de la ciudad y sus capacidades de
informar a la ciudadanía, como elementos poderosos para destrabar una
administración pública municipal inoperante o engorrosa, o bien como
instrumento de empoderamiento ciudadano y de fortalecimiento de la
democracia local. La tecnología y la apertura pública de los datos
urbanos tienen el potencial de mejorar la capacidad de servir al
ciudadano desde las administraciones municipales, así como mejorar la
democracia municipal y, fundamentalmente, la calidad de vida del
habitante urbano.
Está todo por hacer, y parafraseando a aquel Canciller autríaco: La
guerra es algo demasiado serio como para dejárselo sólo a los
generales… Y la ciudad 2.0 es también algo demasiado serio como para
dejársela hacer sólo a los políticos y los ingenieros.
Carmen Beatriz Fernandez
Presidente
DataStrategia Consultores
http://www.datastrategia.com