El bólido en cuestión es uno de los automóviles japoneses más representativos de los últimos tiempos. Se trata del Nissan GT-R un potente vehículo de seis cilindros con dos turbos, tracción en las cuatro ruedas y 530 caballos de fuerza (modelo 2012).
La historia se remonta a inicios del 2012 cuando se conoció que esta unidad, reconocida en el mundo de los piques legales venezolanos por ser un verdadero campeón, colisionó en horas de la mañana en la urbanización Las Mercedes de Caracas, volteando en el acto una camioneta Mitsubishi Montero Dakar.
Varias llamadas y varios maletines con billetes -dicen las lenguas- resolvieron el incómodo y peligroso momento que ni siquiera habría sido levantado por tránsito. Un par de fotografías pudieron observarse.
Para el mes de junio del 2013, el Nissan GT-R en cuestión habría sido reparado en su totalidad -quien sabe cuánto habrá costado- y el otrora blanco vehículo pudo observarse en páginas venezolanas de entusiastas pintado de color negro mate, para el 14 de junio.
Una semana después, el 21 de junio, aparece otra fotografía del automóvil en cuestión totalmente destrozado, sin el motor.