Las raíces de la cantante británica Amy Winehouse, fallecida a los 27 años, se mezclan con recuerdos personales y sus influencias musicales en una muestra que inaugura mañana el Museo Judío de Londres, organizada por su hermano Alex.
“Amy Winehouse: Retrato de familia” muestra la faceta más íntima de la cantante con un recorrido por fotografías, vestidos y objetos personales que su familia ha donado al museo, ubicado en su barrio de Camden Town, donde la artista murió el 23 de julio de 2011.
Una exposición inédita en la que su hermano Alex y su cuñada Riva pretenden homenajearla, al mismo tiempo que acercar al público la pasión que Winehouse siempre sintió por la música, la moda, su familia y Londres, la ciudad que la vio crecer.
“Es el retrato de una chica que era, en esencia, una pequeña niña judía del norte de Londres con un gran talento y que sólo quería ser fiel a su cultura y a su herencia”, confesó hoy Alex Winehouse.
Una maleta llena de fotografías que nunca antes habían sido exhibidas inicia el paseo por los recuerdos de la malograda estrella del soul a través de sus actuaciones y aspiraciones más tempranas.
“Quiero ser recordada por ser una actriz, una cantante, vender todas las entradas de mis conciertos, llegar a los mejores teatros londinenses y actuar en Broadway. Quiero ser recordada por ser simplemente yo”, escribió la intérprete de “Rehab” en 1997, con solo 14 años.
De sus primeros pasos en el mundo artístico, cuando sus coqueteos con las drogas no le impedían seguir su carrera musical, el museo ha rescatado algunas grabaciones de sus actuaciones en la escuela de arte Sylvia Young así como su solicitud de una plaza en ese centro.
Casi dos años después de su fallecimiento por causas aún no esclarecidas, Amy Winehouse sigue siendo uno de los grandes iconos de la música soul gracias a un estilo propio forjado en letras y melodías de sus dos únicos discos, “Frank” (2003) y “Back to Black” (2006).
Su guitarra y su gran colección de discos y vinilos se intercalan en las paredes del Museo Judío de Londres con sus grandes influencias, como su afición por la música de los años sesenta, grandes artistas como Frank Sinatra o incluso su familia.
“En la familia de mi padre son unos locos del canto y el baile. Son todo extravagancia”, relató la artista en uno de sus escritos.
La exposición también incluye fotografías de su abuela paterna, Cynthia, muy presente siempre para Amy y vital vínculo de la artista con sus orígenes judíos y su pasión por el jazz.
Otro de sus rasgos más distintivos era su particular inclinación por la moda, algo que también refleja esta exposición a través de los vestidos, camisetas, pañuelos y zapatos más personales de la artista, de la que se obvian aspectos como su abuso de las drogas y el alcohol.
“Amy siempre fue una niña muy independiente y excepcional. Destaca del resto de jóvenes en todas sus fotografías. Era única”, aseguró a Efe la comisaria de la exposición en el Museo Judío, Abigail Morris.
Ubicado en pleno corazón del barrio de Camden Town, donde residió sus últimos años y donde fue encontrada muerta, el Museo Judío de Londres considera “todo un honor” acoger en sus salas una exposición sobre una artista siempre “orgullosa de sus raíces judías”.
Desde que la cantante se mudó a este barrio del norte de Londres siempre estuvo muy unida a la vida vecinal de un área que “apasionaba a Amy”, aseguró la comisaria.
El Museo Judío, establecido en la capital británica en 1932 y trasladado a su ubicación actual en 1995, albergará la exposición “Amy Winehouse: Retrato de familia” desde mañana y hasta el 15 de septiembre. EFE