El primogénito de Catalina y Guillermo ocupará el tercer lugar en la línea de sucesión al trono británico y podrá reinar un día independientemente de su sexo, una vez que se ratifique la reforma histórica de las reglas de sucesión.
El “bebé real”, que es esperado en los próximos días, va a relegar a su tío Enrique y se situará justo detrás de su padre Guillermo y de su abuelo Carlos en la línea de herederos de la corona.
Si fuera niña, reinará un día sin verse relegada por un hermano como era el caso hasta ahora debido a la regla de la “progenitura masculina”.
La actual reina, Isabel II, fue coronada a la muerte de su padre, el rey Jorge VI, porque no tenía un hermano.
Tras décadas de debates para poner fin a esta injusticia ancestral, la iniciativa vino del gobierno del conservador David Cameron.
Unos meses después del matrimonio de Catalina y Guillermo, que ha rejuvenecido la imagen de la monarquía, 16 de los 54 países de la Commonwealth (incluido el Reino Unido) de los que la reina es soberana dieron su acuerdo de principio a esta modificación en una reunión en octubre de 2011.
En Gran Bretaña, el proyecto de ley fue votado rápidamente por el Parlamento y recibió el beneplácito de la reina en abril pasado. Pero para que entre en vigor, tiene que ser ratificado formalmente en cada uno de los países.
El palacio de Buckingham y el gobierno británico quieren “evitar una situación en la que las reglas de sucesión sean diferentes para algunos países, ya que esto podría abocar a un escenario en el que habría una monarquía diferente en estos países”, explica a la AFP Robert Hazell, director del departamento de estudios constitucionales de la University College London (UCL).
Londres “espera que todos los países hayan modificado su legislación de aquí a finales de año, o como muy tarde en los próximos doce meses pero esto ya ha tomado demasiado tiempo”, asegura.
En Canadá, donde el Parlamento aprobó el cambio, en junio se presentó un recurso ante el Tribunal Supremo de Quebec para que se declare inconstitucional la nueva ley, debido a que las provincias no han sido consultadas.
Pero en Londres, el gobierno minimiza los imprevistos. “No es una carrera contrarreloj”, dice un portavoz del ejecutivo.
Esta “Ley de sucesión de la corona 2013” tendrá carácter retroactivo para los niños nacidos “después del 28 de octubre de 2011”, lo que impide que se pueda beneficiar la princesa Ana, segunda hija de la reina y del príncipe Felipe. En el orden de sucesión al trono, se encuentra por detrás de sus dos hermanos más pequeños y de los hijos de estos.
La nueva legislación pone fin también a la prohibición de que un monarca se pueda casar con una católica, como lo contempla la Bill of Rights (1689) y el Act of Settlement (1701), tras el cisma anglicano del siglo XVI.
La derogación de esta prohibición reintegrará en la línea de sucesión a los miembros de la familia real que fueron excluidos por casarse con una católica, como el príncipe Michael de Kent, un primo de la reina.
En cambio, la corona sigue reservada a las personas “en comunión” con la Iglesia anglicana de Inglaterra, lo que excluye a los creyentes de otras religiones y a los no creyentes.
“Estas prohibiciones siguen en pie ya que el soberano está al frente de la Iglesia de Inglaterra” por lo que está obligado a pertenecer a ella, dice el constitucionalista Bob Morris, de UCL.
Aunque el Reino Unido nunca ha observado la ley sálica que impide a las mujeres reinar, en cambio prevalece la desigualdad en cuanto al consorte. Catalina, cuando Guillermo acceda al trono, será reina. Pero el marido de Isabel II, el príncipe Felipe, no es rey sino “príncipe consorte”.
“Una reina que reina, que es la soberana, no está subordinada en derecho constitucional a su marido. Si éste se llamara rey, lo sugeriría”, explica Bob Morris. AFP