Decenas de miles de trabajadores a lo largo y ancho de Brasil participaban el jueves en una huelga nacional pacífica para exigir mejores condiciones de trabajo y servicios públicos en la nación más poblada de América Latina.
Empleados metalúrgicos, de transporte y de la construcción, así como maestros y funcionarios públicos, se sumaron a la jornada organizada por las grandes centrales sindicales de Brasil.
Los participantes bloqueaban parcialmente o por completo 40 carreteras en 14 estados.
En la ciudad de Santos, los trabajadores portuarios impidieron la entrada de camiones al puerto más grande de América Latina. Estibadores en huelga también bloquearon el acceso a los puertos en otros seis estados.
Algunos bancos ubicados en zonas en las que se esperaba que los manifestantes organizaran grandes manifestaciones cerraron, pero permitieron el uso de los cajeros automáticos.
Los maestros de escuelas públicas y privadas también se declararon en huelga y cerraron escuelas en varias ciudades, mientras que algunos hospitales estaban operando con el personal mínimo indispensable. Sin embargo, los trabajadores de metro, trenes y autobuses en Sao Paulo, Río de Janeiro y otras capitales estatales no se unieron a la huelga, y los servicios de transporte estaban funcionando normalmente.
Los huelguistas exigen mejoras al transporte público, servicios de salud y educación pública, así como una reforma agraria y la reducción de las horas laborales durante la semana.
La huelga ocurre después de las protestas masivas que sacudieron el mes pasado a Brasil, cuando manifestantes molestos por la corrupción, los deficientes servicios públicos y la alta carga fiscal se lanzaron a las calles.
Los manifestantes también protestaron por los miles de millones de dólares invertidos en la organización del Mundial de futbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, un dinero que aseguran deberían usarse para mejorar los hospitales, escuelas y el transporte.
La presidenta Dilma Rousseff ha respondido con varias propuestas, como invertir 23.000 millones dólares en transporte urbano, usar las regalías del petróleo para financiar la educación y traer al país a miles de médicos extranjeros para trabajar en zonas pobres y marginadas.
También ordenó a su gabinete concentrarse en soluciones en cinco áreas prioritarias: la responsabilidad fiscal y el control de la inflación, la reforma política, la salud pública, el transporte público y la educación. AP