El periodista de The New York Times William J. Broad pasó el puente del cuatro de julio en una barbacoa con amigos. Atardecer, hierba, árboles: un sitio perfecto para humanos… y mosquitos. Pero sorprendentemente, los invitados consiguieron salir indemnes gracias a un truco del anfitrión, colocar un ventilador, publica huffingtonpost.es.
Broad tiró del hilo y llegó al amigo del amigo que había descubierto la barata y simple solución. El autor de la brillante ocurrencia le explicó que se había limitado a pensar como un mosquito. Porque ¿si fueras un diminuto insecto, te sentirías cómodo en un lugar con vientos huracanados? El truco (que sin ir más lejos es bien conocido en los pueblos españoles) resultó estar avalado por la Asociación Americana de Control de Mosquitos.
Además, los ventiladores contribuyen a dispersar el CO2 que emitimos los humanos y que sirve a estos insectos para localizarnos, por lo que el método es efectivo por otra razón añadida.
La información veraniega sobre trucos para evitar las picaduras abundan, aunque pocas tienen una base científica.