Los altos cargos públicos de la provincia indonesia de Gorontalo no podrán contratar a mujeres jóvenes o atractivas como secretarias para evitar el adulterio en el lugar de trabajo, según una normativa puesta en marcha esta semana por las autoridades provinciales.
El gobernador de Gorontalo, Rusli Habibie, declaró que la iniciativa pretende que los funcionarios en puestos de dirección se centren en su cometido y a la vez atajar el gran número de infidelidades que ocurren en horas de trabajo.
“He recibido informes sobre jefes de departamento tonteando con sus secretarias”, denunció el gobernador, y lamentó que los adúlteros se comporten con ellas “mejor que con sus propias esposas o a sus hijos”.
En Gorontalo, una provincia en la isla de Célebes que cuenta con más de un millón de habitantes, el gobernador constató que los jefes “compran regalos y recuerdos en sus viajes oficiales para ellas (sus secretarias), pero no les traen nada a sus mujeres”.
“Por estas razones, les he ordenado que reemplacen a sus secretarias femeninas por hombres o por mujeres mayores que ya no sean atractivas”, indicó el dirigente.
Habibie ha solicitado a la administración provincial que confeccione un listado de las secretarias que trabajaban allí hasta ahora, puesto que sólo las jefas de departamento podrán contratar a asistentes de su mismo sexo.
El mandatario también se ha dirigido a las secretarias, a quienes ha reclamado que se centren en sus labores y resistan las insinuaciones de sus superiores, bajo amenaza de consecuencias para aquellas que violen la nueva regulación.
Habibie confía en que esta “sanción moral” tenga éxito y sea respetada por todos los funcionarios, aunque la medida no cuenta con el consenso popular.
“La nueva regulación culpa básicamente a las ayudantes más jóvenes, que tienen menos experiencia y, normalmente, no cuentan con posibilidades de defenderse”, explicó a Efe Ribka Triwayuning, una secretaria de Yakarta.
Triwayuning indicó que, bajo su punto de vista, “se debería castigar a los altos cargos que, aprovechando su posición de poder, se comportan inapropiadamente, y no a las mujeres”.
El gobernador de Gorontalo promulgó el año pasado una iniciativa orientada también a la fidelidad marital, al requerir a 3.200 empleados varones de su administración que transfiriesen íntegramente sus salarios a las cuentas corrientes de sus respectivas esposas.
Habibie explicó entonces que la medida estaba dirigida a “limitar el número de adulterios”, porque con la nueva normativa los maridos no podían utilizar su salario a escondidas de sus esposas.
El proyecto para sustituir a las secretarias jóvenes y atractivas coincide con la celebración del Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán, dedicado tradicionalmente a la purificación del cuerpo al evitar comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales entre el amanecer y el ocaso.
El 85 por ciento de los 240 millones de habitantes de Indonesia profesa el islam, la mayoría de carácter moderado, aunque en los últimos años algunos sectores promulgan una influencia más directa de la religión en la sociedad.
Así, por ejemplo, se ha esbozado un nuevo Código Penal, pendiente de aprobación, que castigaría con penas de cárcel el adulterio y las relaciones extramatrimoniales.
Algunas regiones, como la provincia de Aceh, han prohibido a las mujeres montar en motocicleta a horcajadas o danzar en público, unas medidas que no convencen a todos los indonesios.
“Para progresar verdaderamente, se necesitan cambios legales que protejan a las mujeres”, apuntó Lakshmi Puri, directora ejecutiva interina de ONU Mujeres, en recientes declaraciones a los medios indonesios sobre los problemas de género en este país asiático.
“Hay que terminar con la violencia y la discriminación, ampliar el horizonte potencial de las mujeres y asegurar que se les otorgue voz y liderazgo”, abundó Puri. EFE