Cuando a un venezolano promedio se le pregunta sobre las cosas que añora, seguramente incluirá en esa lista el Show de Renny, el de Victor Saume, las novelas de Delia Fiallo y otros dramaturgos famosos, las canciones de Gaby, Fofo y Miliki, … (suspiros de nostalgia para quienes vivieron esa época dorada de la televisión). En fin, somos un pueblo que nos encanta un show. Y no lo vean como un defecto, sino más bien es parte de nuestra idiosincrasia latinoamericana y caribeña de ponerle drama y musiquita a todas las cosas. Un mezcladito pues! Ahora, el país que tenemos hoy no escapa del show pero político. En otrora, los Presidentes y su tren ejecutivo podían tener público en sus alocuciones o actos de masa, pero también podían quedarse desnudamente sin seguidores porque nadie se “pelaba” la novela que quedo muy buena ayer en lugar de escuchar o hablar de temas netamente políticos o antes de comentar con la vecina sobre la nueva canción de Alfredo Sadel , o lo buena que estuvo la Radio Rochela anoche. Hoy, de esos comentarios de pasillo y consultorios médicos no queda nada. Tenemos un show, pero político, que tiene invadido prácticamente todos los espacios televisivos, de radio y más recientemente las redes sociales.
Aquí no hay quien escape de opinar sobre lo que ocurre en el país, y eso en cierta medida es muy positivo porque nos llama a despertar lo que los expertos denominan la “conciencia política”. Sin embargo, ese pensamiento y crítica política es el mismo tono en que otras generaciones hablaban sobre el capítulo de la novela de ayer. ¿Viste que se caso?, ¿Te fijaste en el actor que ahora es rojo rojito? … y pare de contar. No tenemos conciencia política porque no hemos aprendido la lección. Tenemos unos representantes gubernamentales en el Poder Nacional que dicen de todo (incluyendo insultos) en los medios públicos, esos medios a los cuales se supone tiene acceso la población que no puede pagar un sistema privado de cable.
El show existe de lado y lado, sería muy inocente negarlo. Sin embargo, en democracia el sector oposición debe hacer su trabajo de denunciar lo que no considera correcto por razones no apegadas a la legalidad en muchos casos. Pero de parte de quienes ejercen un gobierno, en cualquiera de sus formas, no se ve nada bien que el show sea lo cotidiano, porque precisamente si defienden haber sido electos por voto popular, pues, les toca trabajar, les toca solucionar los problemas del país, atacar la inseguridad que nos está ganando el juego, mejorar la vialidad, los servicios públicos, los hospitales, las escuelas, la vivienda digna, el sistema de justicia (cárceles), y tantas otras que ya todos conocemos. No hay tarima señores del gobierno! Dejen a un lado la cantadera, y la exhibición de sombreros y guayaberas multicolores porque no es para eso que están allí. Hay una parte de la población que sigue creyendo en que ustedes darán continuidad al proyecto presentado por el Ex Presidente Chávez. Mayor compromiso, están gobernando bajo la sombra de cumplir lo que otro prometió y que ahora tienen que ver como lo logran. Hemos estado como permanentes espectadores desde hace varios años de toda una tramoya política, pero les toca gobernar y sobretodo reconocer que los que eran público de aquellos shows ya no están muy convencidos de ir a otra función.