El presidente Nicolás Maduro pidió “cero tolerancia” para el país de su homólogo Barack Obama. Han sido incontables las veces que el Gobierno ha amenazado con no enviarle más petróleo a Estados Unidos, pero las palabras no han pasado a los hechos, publica La Verdad.
Por José Gregorio Martínez / Caracas / noticias@laverdad
“Váyanse al carajo, yanquis de mierda”, dijo el 11 de septiembre de 2008 el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez, al momento de expulsar del país al embajador norteamericano y pedirle a Nicolás Maduro, quien se desempeñaba como canciller de la República, que llamara al embajador venezolano a regresar de inmediato al país. Paradójicamente, 2008 fue el año en el que la balanza comercial con Estados Unidos registró su nivel más alto de los últimos 14 años.
Han sido incontables las veces que el Gobierno ha amenazado con no enviarle más petróleo a Estados Unidos, pero las palabras no han pasado a los hechos. Y es que cada año que transcurre, el vecino del norte se emancipa más de la necesidad de compra del llamado oro negro a Caracas, mientras Venezuela mantiene la dependencia de importaciones desde el imperio. En los últimos tres años, más de la cuarta parte del total de las importaciones venezolanas provienen de Estados Unidos.
Durante los 14 años que Chávez estuvo en Miraflores, por la Casa Blanca pasaron tres mandatarios: Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. Con la excepción de los años 2002 y 2003, afectados por el golpe de Estado y el paro petrolero, los niveles más altos entre Caracas y Washington en lo que a relaciones comerciales se refiere se registraron durante los dos períodos de la administración de George W. Bush, pese a la encendida diplomacia de micrófonos, que llevó las relaciones políticas al más bajo nivel.
“Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar, huele a azufre todavía”, dijo Chávez el 20 de septiembre de 2006 durante su intervención en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), refiriéndose a Bush, quien había ofrecido su discurso el día anterior en el mismo lugar. Nicolás Maduro ha intentado imitar su diplomacia agresiva pero los resultados no han sido los mismos. “Allí al frente podemos sentarnos con quien sea, hasta con el jefe mayor de los diablos, Obama”, dijo Maduro el 4 de mayo en respuesta al no reconocimiento oficial por parte de Barack Obama a su ajustada victoria de 1,49 puntos de ventaja.
Desaciertos post-Chávez
Luego de las elecciones presidenciales del 14 de abril, el Gobierno venezolano ordenó la detención del ciudadano estadounidense Timothy Tracy el 24 de abril, acusándolo de ser espía del Gobierno norteamericano que -según palabras de Maduro- conformaba un plan para generar desestabilización en el país. Estas declaraciones fueron calificadas como “ridículas” por Barack Obama.
Tracy fue liberado y expulsado del país el 5 de junio, justo horas previas al encuentro entre el canciller venezolano Elías Jaua y John Kerry, secretario de Estado norteamericano, durante la 43 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada en Guatemala.
Y se fue Calixto
No tardó el Gobierno venezolano en designar a Calixto Ortega como nuevo encargado de negocios en Washington para ir arando el camino al restablecimiento de buenas relaciones, lo que pasaría por la pronta designación de embajadores; pero luego de las declaraciones de Samantha Power, candidata norteamericana a embajadora en la ONU, quien alertó el miércoles que responderá a la “represión a la sociedad civil que se está produciendo en países como Cuba, Irán, Rusia y Venezuela” y el respaldo que recibió del Departamento de Estado, ignorando la solicitud de rectificación de Maduro, Venezuela decidió dar por terminado el diálogo, regresando la relación bilateral al punto crítico inicial.