El título de esta nota corresponde al nombre del barco norcoreano detenido por las autoridades panameñas en el Canal. Venía de Cuba y su destino era Corea del Norte. Anteriormente había sido detenido con un cargamento de drogas. En esta oportunidad, con muchas especulaciones al respecto han encontrado camuflado con azúcar, doscientas cuarenta toneladas métricas de equipos militares “obsoletos” que iban para Corea del Norte para ser reparados, actualizados y devueltos a Cuba, país que aceptó y reclamó la propiedad de los mismos. Hasta ahora sólo se ha revisado una de las cuatro bodegas de la nave, faltando todavía unos cinco contenedores que han sido sacados hacia los patios del puerto de Manzanillo a la orden del Ministerio público. El escándalo se agrava porque las armas no fueron declaradas como carga ante las autoridades del Canal. La confusión es tremenda, aunque día a día se van aclarando las cosas.
Algo grave, quizás terrible, se está preparando en nuestras narices, por lo que los países del área, especialmente Colombia y Venezuela debemos estar en alerta máxima. Las amenazas se multiplican y los peligros acechan. El narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas y la ideologización de esas actividades en nombre de esquemas “revolucionarios”, se convierten en factores a los que todo el mundo libre y democrático debe prestar atención. No somos alarmistas. Nunca lo hemos sido. Nuestra intención es de alertar y prepararnos para cualquier cosa que pueda alterar la estabilidad de nuestras naciones. En situaciones como ésta, debemos ubicarnos en los peores escenarios. Si no se dan o no llegan a desarrollarse, daremos gracias a Dios. Pero en caso contrario, que no nos sorprendan los acontecimientos. Debemos estar preparados para actuar y superar cualquier eventualidad.
Asombra ver como el tema del tráfico ilegal de drogas o el comercio ilícito de armas, se desarrollan en medio de una espantosa impunidad. Los pueblos, especialmente los más jóvenes, están pagando las consecuencias de esa actitud cómplice de muchas autoridades con las mafias que se consolidan. Es hora de reaccionar conjuntamente. Ningún país, por sí solo está en capacidad de triunfar. Una gran alianza operativa es indispensable. Debe basarse en una misma comprensión tanto del problema como de lo que debe hacerse para enfrentarlo de manera radical y definitiva. No hay tiempo que perder. Atención a los movimientos gubernamentales de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador y algunas otras realidades como la que atraviesa Colombia más allá de lo circunstancial.
[email protected] Sábado, 20 de julio de 2013