En ese momento de reflexión íntima en el cual uno comienza a repensar la patria a la luz del papel, es inevitable preguntarse ¿para qué sirve la patria?, ¿por qué Bolívar y sus compañeros de armas sacrificaron tantas cosas? ¿Por qué Miranda fletaba barcos e invadía casi obsesivamente su patria, que es la nuestra, para darle la independencia? Creo que Miranda, Bolívar, Sucre y tantos otros lo tenían claro. Creo que lo que ellos querían era papel tualé, aun antes de éste haberse inventado. Querían patria porque querían “la mayor suma de felicidad” para los pueblos y en un determinado contexto, da mayor felicidad el papel higiénico que el papel periódico. Si Fernando VII hubiese garantizado un trato igualitario a las colonias, si no hubiese frenado su progreso material, si las condiciones de vida hubiesen sido las adecuadas y el desarrollo local no hubiese sido obstaculizado con absurdas exigencias impositivas, si la dominación peninsular no hubiese atentado en contra del progreso de los criollos, explotándolos, casi con seguridad, nadie habría luchado por la independencia. Queremos patria para vivir mejor. Si patria no significa electricidad, calles sin huecos, hospitales, cemento, harina, seguridad, colegios y papel tualé, entonces hay alguien que nos está metiendo gato por liebre. Quien se escude detrás de la patria para justificar su ineficiencia nos engaña malamente, porque cree que conducir a un país es solo dominar. Cree que el poder es un ejercicio puramente verbal y que gobernar una forma de tapar la realidad con mentiras.
En algunos mercados se consigue papel higiénico “made in USA”, salvo que en esto vaya implícito un acto de sutil desprecio por el imperio, que nuestras fábricas quiebren para que desde otros lados nos vengan los productos, ofende e irrespeta la gesta de Carabobo. En definitiva, no le quepa la menor duda, pulquérrimo lector, si no hay papel tualé es porque tampoco hay patria.