Aunque el reciente enfrentamiento de tropas en un desértico punto remoto del Himalaya pone de manifiesta una disputa fronteriza entre China y la India, la rivalidad entre los dos gigantes emergentes se extiende mucho más allá de sus fronteras.
Desde el Africa hasta el Artico, las dos naciones más pobladas del planeta se disputan recursos y mercados. Su rivalidad ha rebasado sus fronteras expandiéndose como una diplomacia global y a través de instituciones internacionales donde Beijing y Nueva Delhi se han dado codazos sobre préstamos para el desarrollo y un escaño para la India en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Se ha hecho visible en la construcción de infraestructura en naciones como Ghana, que es rica en oro, cacao y madera y es un nuevo productor petrolero. El gobierno de Ghana se trasladó a un palacio presidencial financiado por la India en febrero. Un mes después, China le entregó un nuevo edificio al ministerio de relaciones exteriores.
No se vislumbra un enfrentamiento directo entre los dos rivales, pero la actitud contenciosa en la esfera mundial hará probablemente que entidades internacionales como el Banco Mundial y la ONU sean menos eficientes y envió una onda expansiva a través de instituciones cada vez más importantes en la definición del comercio mundial, el comercio y la diplomacia, que influyen en las políticas que afectan a la gente en todo el mundo.
“Han expandido sus tentáculos a través de esta infraestructura mundial”, destacó Ashwin Kaja, un abogado estadounidense que dirige un proyecto para establecer el Instituto China-India en la Universidad Renmin, de Beijing, y en la Universidad Jindal en Sonipat, India. “Si comienzan a pelear, la amenaza se hace cada vez más grande conforme crece su influencia. Ambos son un tercio de la humanidad. No se trata de una pequeña cifra. Estos no son solo países”.
Aunque las dos naciones otrora celebraban una visión compartida como líderes de los países en desarrollo en la década de 1950, la amistad se hizo trizas por una guerra en 1962 a causa de un conflicto fronterizo que aún empaña las relaciones. La reciente crisis comenzó el 15 de abril cuando 50 soldados chinos levantaron tiendas en un territorio que ambos países reclamaban como propios y se acusaban mutuamente de apropiaciones territoriales.
Luego de un impasse de tres semanas, Beijing y Nueva Delhi acordaron el retiro de tropas de ambas partes antes de que los disturbios amenazaran varias reuniones de alto nivel.
Las dos naciones tratan públicamente de poner la mejor cara en sus relaciones, acentuando los beneficios positivos de comercio y cooperación diplomática. Ninguna de las dos desea atentar contra sus vínculos comerciales. China se convirtió en el principal aliado comercial de la India en el 2011, cuando la balanza comercial llegó a casi 75.000 millones de dólares, en comparación a los 5.000 millones de dólares en el 2002.
Declinó ligeramente el año pasado debido al revés económico a nivel mundial, y en la actualidad está sumamente inclinada a favor de China.
La desconfianza es cada vez mayor. China es un antiguo aliado y proveedor de armas de Pakistán, el enconado rival de la India, y ha reforzado estrechas relaciones con Nepal, Bangladesh y Sri Lanka, alimentando el temor de la India de quedar aislado. China se siente recelosa de las crecientes relaciones de la India con Estados Unidos.
La construcción de represas por parte de China en la parte alta del río Bramaputra ha preocupado a la India, que teme que Beijing un día decida reducir o cerrar el importante suministro de agua. Un diferendo territorial por el reclamo de Arunachal Pradesh llevó a China en el 2009 a tratar de bloquear parte de un préstamo a la India del Departamento de Desarrollo de Asia donde se iba a desarrollar un proyecto de control de inundaciones.
China se contrarió en el 2011 cuando la empresa estatal india Oil and Natural Gas Corp., aceptó la invitación de Vietnam para realizar exploraciones de petróleo y gas en el Mar del Sur de China, llevando a Nueva Delhi a las puertas de China.
“Nunca se pueden evitar los detonantes”, destacó Kaja. “Estados Unidos y China tienen muchos puntos álgidos pero existe mayor diálogo entre Washington y Beijing… y esos son los canales que se necesitan crear”, destacó.
Su competencia se extiende mucho más allá de sus vecinos próximos.
Ambas naciones se han propuesto poner un pie en el Artico, donde la descongelación del hielo está abriendo pasajes para la navegación y podría provocar un florecimiento en la extracción de combustibles fósiles y minerales. Tanto China como India, junto con otras naciones asiáticas y la Unión Europea han solicitado estatus de observadores en el oscuro Consejo del Artico.
“Ni China ni la India tienen base alguna para proclamarse como naciones árticas, pero debido a la urgencia por los minerales y recursos de la región existe el temor de que pueden quedar a la retaguardia si no presentamos nuestro reclamo en esas partes distantes”, destacó Sreeram Chaulia, decano de la Escuela de Asuntos Internacionales de Jindal.
Las dos naciones están fortaleciendo sus marinas con el objeto de proyectar su influencia, y es probable que se acreciente la presencia china en el Océano Indico.
David Shinn, un ex embajador estadounidense en Africa, prevé que la fuerza naval de China realizará visitas más frecuentes a las ciudades portuarias del Océano Indico —en el sur de Asia, el sur del Medio Oriente y a la costa oriental del Africa— dentro de los próximos 10 años y que amplíe su alcance a los puertos norafricanos del Mar Mediterráneo.
“A India le preocupará una creciente presencia naval de China en el oeste del Océano Indico, al que siempre ha considerado su reserva. Ha tolerado una importante presencia de Estados Unidos en el área, pero nunca ha considerado a Estados Unidos como un enemigo”, destacó Shinn, quien ahora enseña asuntos internacionales en la Universidad George Washington.
Esta presencia china más permanente “empujará a la India a asegurar buenas relaciones militares en particular navales, con todos los países el oeste del Océano Indico y a lo largo de la costa oriental africana”, indicó.
En el reciente estancamiento fronterizo, ninguna de las partes comprometidas hizo mucho más que demostrar posturas.
“Se están observando fijamente. Por lo cual supongo de alguna manera se trata de una metáfora en las relaciones”, destacó Chaulia.
“No hay manera de que la India y China puedan ser camaradas o hermanos o hermanas. No me parecer que podamos ver miradas de simpatía. Pero con toda certeza podemos manejar los problemas”. The Associated Press