En la grabación, ambos van en su vehículo. Él –que pidió solo ser llamado Jim- conduce y apenas inician los gritos enciende la videocámara de su teléfono. Allí se ve a la mujer en medio de una verdadera crisis emocional, en la que grita, llora, patalea y se lamenta de su situación.
Ambos discuten acerca de si pasar un tiempo de descanso en un lago o no. Jim dice que ha trabajado más de 60 horas esa semana y que aún debe atender algunos asuntos personales y del hogar. Y allí fue el encontronazo.
En un momento del video la mujer de 30 años -completamente desquiciada- dice que va a enloquecer, a lo que él responde, casi sin inmutarse y como sabiendo que las cosas ya no serán iguales, “me vas a hacer quedar como el malo de la película”.
Al rato Jim le confiesa a su esposa que él la estaba grabando. Él cuenta que eso la detuvo por un tiempo, pero que las cosas se empeoraron después. Ese mismo día decidió divulgar la grabación en Internet.
A la mañana siguiente, según dice, estaba claro que la relación estaba irremediablemente rota.
Sobre su casi exmujer, sobre quien hay una orden de restricción, dice que su berrinche no ocurría por primera vez y que ella “actuaba así cada vez que las cosas no eran como las quería”. Ya hay una demanda de divorcio en curso.
Jim señaló que ha debido lidiar con los problemas de bebida de su expareja (dice que está en libertad condicional por haber sido detenida por conducir bajo los efectos del alcohol), que trató de arreglar las cosas mediante terapia de pareja (a la que ella llegaba tarde y se iba temprano) y que debía “sufrir en silencio” mientras ella trataba de convencer a sus amigos que él “era el que siempre estaba gritando y maldiciendo”.
“Tan pronto nos casamos, nuestra relación cayó en picada. Todo convirtió en una sola pelea”, dijo él a HLN. “Los medios sociales terminaron de arruinar mi relación”, puntualizó.