Algunos de los peregrinos católicos se enfrentaron verbalmente con la marcha promovida por el colectivo Vadía (vagabunda), movimiento feminista que nació en Canadá después de que un agente policial justificó la violación de una mujer por estar usando ropas “insinuantes”.
Entre 1.500 y 2.000 mujeres y simpatizantes, muchas de ellas con sus senos descubiertos y el cuerpo pintado, según los números divulgados por la Policía Militarizada (PM) de Río de Janeiro, marcharon por las calles de los barrios de Ipanema y Copacabana el sábado pasado después de salir del punto de encuentro de la vigilia católica.
Algunos de los peregrinos católicos de la JMJ se enfrentaron verbalmente con la marcha promovida por el colectivo Vadía (vagabunda), movimiento feminista que nació en Canadá después de que un agente policial justificó la violación de una mujer por estar usando ropas “insinuantes”.
Sobre hacer un recorrido inverso al de los peregrinos, la profesora de filosofía Ellen Souza explicó a Efe:“estamos haciendo el camino contrario al de la Iglesia porque nosotros buscamos la libertad”.
En su cuerpo, apenas con un sostén, Souza escribió: “Papa, papa aquí” y explicó: “la Iglesia dice que el cuerpo es un templo de Dios, pero todas somos diosas y nuestro cuerpo, que es una delicia, puede ser disfrutado”.
La fotógrafa Claudia Regina, de 24 años y con el pecho descubierto, señaló que el coraje de quitarse parte de su ropa venía de “5.000 años de opresión”.
“Estamos aquí porque queremos un Estado laico y que mujeres tengan propiedad sobre sus vidas y sus cuerpos”, apuntó.
El colectivo brasileño del movimiento aprovechó la presencia de medios de prensa nacionales y extranjeros, que cubren la JMJ, para salir a las calles y protestar también contra la posición que tiene la Iglesia Católica contra el aborto.
Algunos de los manifestantes llegaron a poner en el suelo, en medio de rondas, crucifijos, rosarios y estatuillas de la virgen como señal de protesta contra la iglesia.
En la medida que el enfrentamiento verbal entre católicos y manifestantes tomaba otro tono, varios de los protestantes rompieron las estatuillas e imágenes católicas para provocar a los peregrinos.
La joven católica Raísse da Silva comentó que “el hecho del Estado no ser laico no es culpa de la Iglesia” y puso como ejemplo que a pesar de a ella no gustarle el fútbol “el Mundial se realiza independientemente de eso y con dinero público”.
El peregrino Saulo Rafael, de 24 años, criticó el movimiento y comparó: “son muy oportunistas, pues cuando realizan la Parada Gay, la Iglesia no va a protestar diciendo que están erróneos”.
EFE