El desafío para Uruguay es grande. Ser pionero no es fácil. Sin embargo, el éxito de esta política también depende del resto de América Latina.
El miércoles 31 de Agosto, la Cámara de Diputados de Uruguay aprobó una ley para regular legalmente la marihuana. Un paso pragmático y de alta importancia, ya que ahora luego de pasar al Senado, donde el apoyo ya está prácticamente cerrado, Uruguay se transformará en el primer país del mundo en regular la marihuana como se regulan otras drogas como el tabaco y el alcohol.
La decisión del país refleja una ola de reformas y debates que han logrado que América Latina se encuentre liderando el debate a nivel mundial. Este liderazgo nace como resultado de un evidente y consensuado fracaso de las políticas de drogas basadas en la represión y prohibición, que han generado miles de muertes, desapariciones, desinformación, encarcelamiento, estigmatización pero por sobre todo un millonario gasto con resultados absolutamente opuestos a los buscados. Tanto el consumo de drogas ilícitas como la violencia asociada a la producción y venta han aumentado.
El proyecto impulsado por el Presidente Mujica del Frente Amplio contempla medidas que se centran en luchar contra el crimen organizado, la inseguridad pública y robustecer un abanico de medidas sanitarias. Este es un paso concreto al pasar de una política represiva a una que se centra en la salud y bienestar de la persona. La regulación responsable que busca este proyecto, permite el autocultivo (hasta 6 plantas), membresía a clubes de usuarios (similares a los que ya existen en España) y la venta regulada de cannabis en farmacias. Estas políticas devuelven el poder a las personas, dejando de obligarlas a interactuar con el crimen organizado, a poder velar por la calidad de lo que consumen, aumentar su seguridad y por sobre todo a regular una situación que está hasta hoy en manos de las personas erradas.
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